MIS VIDAS PASADAS
Cazador rebelde irlandés, súbdito feudal en el siglo XIV.
Nací en Galway (Irlanda), posiblemente en el último cuarto del siglo XIII. No recuerdo el nombre de mi familia, pero sí recuerdo que desde pequeños las luchas con otros pueblos o clanes eran continuas. Saqueos, incendios, hombres muriendo, mujeres secuestradas y violadas.
Yo era el pequeño de dos hermanos. Nuestra cabaña era muy humilde. Nuestro padre nos enseñó a sobrevivir. Yo sabía utilizar el arco y la honda, y una de mis grandes hazañas fue cazar un gran ciervo macho junto a mi hermano Gareth.
Siempre tuve la sensación de que nos habían usurpado nuestras tierras. Vivíamos bajo el yugo de un señor feudal que maltrataba a sus súbditos. Los soldados venían con frecuencia a nuestras aldeas, a robarnos la poca caza que habíamos conseguido.
Un día se llevaron a nuestra madre y nunca más supimos de ella. Gareth se casó y se fue a otra aldea. Mi padre murió. Yo también me casé y tuve un hijo. Me negué a que se siguieran aprovechando de nuestro trabajo, sobre todo cuando veía que mi esposa apenas tenía leche para amamantar a nuestro hijo. Robé alguna que otra oveja para comer. Por ello tomaron represalias y comenzaron a amenazarme y perseguirme. Finalmente mataron a mi hijo. Mi mujer murió poco después. Yo decidí que el culpable debía pagar por ello.
Erré el tiro. Vinieron a por mí y me apresaron. Tras la celebración de un juicio que no fue más que una farsa, me condenaron a morir en la horca. Debía tener unos treinta años. Esto pudo ocurrir en 1312.
Yo era el pequeño de dos hermanos. Nuestra cabaña era muy humilde. Nuestro padre nos enseñó a sobrevivir. Yo sabía utilizar el arco y la honda, y una de mis grandes hazañas fue cazar un gran ciervo macho junto a mi hermano Gareth.
Siempre tuve la sensación de que nos habían usurpado nuestras tierras. Vivíamos bajo el yugo de un señor feudal que maltrataba a sus súbditos. Los soldados venían con frecuencia a nuestras aldeas, a robarnos la poca caza que habíamos conseguido.
Un día se llevaron a nuestra madre y nunca más supimos de ella. Gareth se casó y se fue a otra aldea. Mi padre murió. Yo también me casé y tuve un hijo. Me negué a que se siguieran aprovechando de nuestro trabajo, sobre todo cuando veía que mi esposa apenas tenía leche para amamantar a nuestro hijo. Robé alguna que otra oveja para comer. Por ello tomaron represalias y comenzaron a amenazarme y perseguirme. Finalmente mataron a mi hijo. Mi mujer murió poco después. Yo decidí que el culpable debía pagar por ello.
Erré el tiro. Vinieron a por mí y me apresaron. Tras la celebración de un juicio que no fue más que una farsa, me condenaron a morir en la horca. Debía tener unos treinta años. Esto pudo ocurrir en 1312.