En agosto ya había sentido algo de depresión, pero había sido solo una leve depresión post-vacacional. Desde el primer momento supe que esto era distinto: esto era mucho más hondo, más serio, y tenía que ver tanto con mi vida personal como profesional. ¿Y qué se hace en estos casos? Pues no sé lo que hará el resto del mundo, pero yo sigo adelante sin rechistar. Tal vez ahí esté la raíz de todo.
Entonces, mientras intentaba seguir con mi vida como si no pasara nada, llegó el jueves 22 de septiembre. Me desperté a eso de las 3 de la mañana y al incorporarme todo me daba vueltas. Enseguida reconocí esta sensación: vértigo, posiblemente ocasionado por una contractura en el cuello. Era la segunda vez que me pasaba, con la diferencia de que en la primera, varios meses atrás, ya me había levantado, iba andando por el pasillo, y noté que me iba hacia un lado. Algo me pasaba con el equilibrio. No llegué a caerme pero sin duda era una sensación muy rara e inquietante. Cuando me volví a la cama empecé a darle vueltas a la cabeza pensando que tenía un tumor en el cerebro como mínimo, pero me volví a dormir después de luchar un rato con la ansiedad y mis propios pensamientos negativos, y al despertar ya estaba bien. Además me había caído recientemente mientras patinaba y mi hombro izquierdo estaba bastante perjudicado, así que posiblemente esa había sido la causa. El jueves pasó algo parecido, solo que ahora no hay lesión física. Eso sí, si me tranquilizaba y observaba mi propio cuerpo, podía sentir perfectamente la tensión acumulada en los hombros y en la espalda, incluso el leve dolor justo en el centro de la nuca. Aunque lo llaman dolores cervicales parece que no tiene nada que ver con las vértebras, sino más bien con los músculos. Sorpresa, sorpresa: parece que es muy importante el peso que ejercen ciertos estados emocionales como los de estrés, ansiedad y depresión. La losa que siempre pende sobre mi cabeza.
Tengo que decir que creo en la existencia de enfermedades psicosomáticas y que nuestras emociones influyen en nuestra salud. De lo que ya no estoy tan segura es que se sepa realmente qué tipo de emociones se reflejan en cada región corporal o qué enfermedades pueden llegar a provocar. Dudo mucho que se hayan hecho estudios serios al respecto (si alguien los conoce, que por favor me deje un enlace en los comentarios). Pero bueno, anoté mentalmente que no sería mala idea buscar algo en internet. Lo acabé haciendo, pero después de que meditara dos o tres noches seguidas, para tranquilizarme y llamar a gritos (mentales) a mi guía espiritual para que me ayudara en este trance. No siempre escucha. Pero finalmente el día 23 por la noche sentí que había acudido a la cita. Y no se anduvo con rodeos: cuando le vi allí sentado en la antesala de mi jardín imaginario, me dijo: “¿De veras estás lista? Pues vamos, sigue hasta tu lugar de descanso que la función va a comenzar”. Y allí me dirigí...
Me voy a basar en lo que escribí en mi diario de vidas pasadas justo después de la meditación para contar qué es lo que vi y sentí, pero voy a añadir lo que crea conveniente para aclarar o ampliar algunos puntos.
¿Qué se siente cuando te ahorcan? Supongo que depende... [...] Desde que recuerdo vidas pasadas, me ha sorprendido el hecho de que yo jamás haya tenido problemas en las cervicales. Parece que es bastante frecuente que personas que han sido ahorcadas en una vida pasada tengan problemas a ese nivel. A mí me han ahorcado al menos dos veces, que yo sepa, y nunca me había pasado nada... hasta este momento. Y con lo que sé ahora, me pregunto más bien: ¿cómo es que no los he tenido antes? Lo que sí que me había pasado desapercibido totalmente es qué clase de emociones se reflejan en esa región del cuerpo. No creo que sea igual en todos los casos, pero ahora sí sé cuáles son en el mío.
Vuelvo al principio. ¿Qué se siente cuando eres ahorcado? Aparte de miedo, claro. Y desprecio por los que se divierten mirando. Pues se siente extrema impotencia, y extrema frustración. Supongo que independientemente de cuánto deseas vivir (o morir), en ese momento tu instinto de supervivencia gana. De pronto te encuentras en una posición muy rara, antinatural. Colgado del cuello. Parece obvio, pero raramente reparamos en los detalles de lo que eso supone. Algo tira de ti hacia arriba. Te sujeta, más bien. Y ese nudo corredizo se clava en la nuca, porque supongo que esa es la gracia del nudo, que aprieta, no hay espacio entre la cuerda y tu cuello. [No he tenido ocasión de verificar este detalle, pero me encantaría hacerlo]. Al mismo tiempo tu tráquea se cierra. Sé por mi otro ahorcamiento que la presión se produce más en los laterales del cuello, aunque quizá esto dependa también de cada caso en particular (ya se sabe, de la técnica utilizada, de la altura del patíbulo, del peso del cuerpo, etc.). En esta ocasión sentía más bien la presión en la mitad frontal del cuello, es decir, por la parte de la garganta sobre todo. El instinto te hace tratar de inspirar aire, pero no llega ni una gota a los pulmones, y eso es terriblemente frustrante. El corazón se empieza a acelerar. Cuando estaba en la regresión, mi cabeza se inclinaba hacia delante. Creo que si no hubiese llevado capucha (detalle del que no estoy por completo segura en el caso de Roderic), habría visto el suelo a mis pies, probablemente con la correspondiente sensación de vértigo. Además notaba cómo se detenían —literalmente— mis movimientos respiratorios. Al final acababa respirando porque no hay ningún impedimento físico, claro, pero cuando eres ahorcado, simplemente no hay movimientos respiratorios, por mucho que contraigas los músculos: si no entra aire en el pulmón, el pulmón se queda como está. Y la asfixia comienza. El instinto también te hace luchar para liberarte de la soga, pero lo normal es que tengas las manos atadas, así que eso produce aún más frustración. Lo bueno de todo esto es que es relativamente breve, y si sales del cuerpo antes de que todo acabe, como muchos creemos que ocurre, pues mucho mejor. Yo creo que esta vez luché bastante para vivir. Creo que no sabes cuánto quieres vivir hasta que estás frente a la muerte. Lo malo de todo esto es que el aire es vida. Sin aire, no hay oxígeno, y sin oxígeno no hay fuerza física que valga. Así que al final ni siquiera puedes luchar, y te quedas ahí, colgando...
Y pasamos a los paralelismos con mi vida actual. Lo cierto es que llevo años sintiéndome así. Colgado. Como en la carta del tarot. No avanzo en aquellos aspectos de mi vida en los que me gustaría avanzar. Mi guía me dice que si quiero dejar de estar colgada tengo que romper la cuerda. Le respondo, llena de ira y frustración: “Ya, pero ¿cómo, si tengo las manos atadas?” Lo único que podría hacer sería retroceder en el tiempo, para tomar otras decisiones. Si no hago eso, solo alguien de fuera puede cortar la cuerda, pero nadie ayuda (otro de mis mantras mentales con el que no dejo de luchar)... o quizá yo no dejo que me ayuden. ¿Quizá pienso que me merezco estar colgada?
El pensamiento me dejó un poco descolocada... pero comprendí que podría ser verdad. La palabra “autosabotaje” ha estado en mi cabeza los últimos días. Dudo que lo haga, porque considero que lucho bastante por mis metas, a veces con demasiada obstinación... siempre que tenga claro cuáles son esas metas y que me motiven lo suficiente (esto último es importante, creo que muchas personas confunden desmotivación con pereza). Pero también me doy cuenta de que muchas veces, cuando las cosas me van realmente bien y me siento realmente orgullosa de mí misma, algo me hace retroceder y volver a la supuesta desilusión y desidia anterior. Es exactamente como dice esa canción de Arena, tan relacionada con Roderic (se llama “Tantalus” y casi diría que es la mejor canción de toda la historia de la música, no solo de Arena):
This is my thanks, and this is my curse
Try as I might, the fruit on the trees
all remain beyond reach, beyond wishes
or pleading for one last chance
Es como si no me creyese lo suficientemente buena como para llegar adonde quiero llegar. Mi guía me dice que no debo ser tan dura conmigo misma... como lo fui siendo Roderic. Porque quizá pude haber huido y rehacer mi vida, pero preferí no luchar... no luchar más, quiero decir, que el matiz también es importante en este caso. Mi yo actual siempre acusó a Roderic de haberse rendido demasiado pronto, aunque él siempre lo negó. Ahora sé que jamás me rendí. No, fue otra cosa... Yo jamás fui como ellos, yo no quería matar a nadie inocente, pero lo hice, y me entregué sin oponer resistencia, sabiendo adónde me conduciría. ¿Fue tal vez un castigo autoimpuesto? ¿Olvidé tan fácilmente a mi familia asesinada y los años de abuso porque yo había matado a alguien que se interpuso en mi camino? ¿Soporté que me llamaran asesino cuando los verdaderos asesinos continuaban gobernando? ¿Llegué a despreciarme igual que los despreciaba a ellos?
¿Es posible que siga pensando igual? ¿Y qué puedo hacer para cambiar las cosas?
Ahí dejé de escribir. Porque aún no tengo las respuestas. Y estaba muy cansada. Sí que noté algo que ya he notado en otras ocasiones. Cuando estoy deprimida o con ansiedad siempre pienso en Katrina, pero raramente pienso en Roderic, cuando lo que debió sufrir él fue posiblemente mucho peor. ¿Por qué? Porque Roderic no llora ni grita como Katrina. Porque a él le enseñaron que los hombres no deben llorar, sino ser fuertes. Pero él ni siquiera pudo defender a su familia de sus enemigos. No dejo de ver en mi mente las dos tumbas en las que enterró a su esposa y a su hijo de menos de dos años con sus propias manos. No dejo de recordar a su madre y la impotencia por no poder impedir que la violaran. De vez en cuando aún siento los golpes en mi espalda cuando quisieron darme un escarmiento (y muchas veces la vergüenza me impide hablar de ello). Y después de todo eso, ¿llegué a pensar que me había convertido justo en aquello que había odiado toda mi vida? Fue un final injusto si lo comparas con la impunidad de los que hicieron de su vida un infierno, sí. Pero ¿tal vez pensé que me lo merecía igualmente? ¿Que yo me lo había buscado, solo porque había deseado la muerte de mi señor? ¿Cuánta ira puede llegar a acumular alguien que se ve en esta situación?
Mucha, eso lo puedo asegurar. Ira que sigo sintiendo cuando me siento frustrada e impotente porque hay cosas que no puedo cambiar y que me impiden progresar. El problema es que no sé cuáles están fuera y cuáles están dentro de mí. El problema es que a pesar de todo aprendí a no rebelarme, y Katrina, a pesar de su juventud y aparente debilidad, aún puede más que Roderic, y ella también aprendió a callar. Mientras, la ira sigue acumulándose. Cuando esta mañana me puse a buscar información sobre las emociones y las enfermedades psicosomáticas, no me sorprendió encontrar cosas como estas:
CUELLO
El dolor en el cuello es común en personas con mala postura o que pasan demasiado tiempo sentados. Pero además, este dolor está relacionado a emociones angustiantes. Tal vez, si haces registro de ti mismo, te encuentres suspirando mucho, como si sintieses una culpa o tristeza que quieres sacarte del sistema.
El dolor en el cuello está relacionado con sentimientos de culpa o de llevar adelante mandatos que no son propios. Puede significar que estás teniendo problemas para perdonarte a ti mismo o que te estás juzgando con demasiada dureza.
http://laiguana.tv/articulos/10567-emociones-cabeza-cuello-hombros-dolores-enfermedades
DOLOR DE CUELLO Y CERVICALES
No encuentras tu sitio en este mundo. Te preocupa el futuro y dónde estarás dentro de un año o diez. Tu familia es tu mayor tesoro pero a la vez tu mayor preocupación. El miedo vive en ti y campa a sus anchas por tu cuerpo. Y además eres incapaz de expresar tus emociones como quisieras.
Puedes incluso tener problemas para comunicarte o para hacer que te escuchen. Es muy común en las personas con dolor de cuello el no aceptarse a sí mismas (un ejemplo claro de dolor emocional). Te juzgas por el pasado y no te perdonas ciertas situaciones que ocurrieron o están ocurriendo.”
http://befullness.com/dolor-emocional/
No dije que también he tenido migrañas en los últimos meses, aunque han mejorado bastante con el ejercicio.
Las migrañas son creadas por personas que quieren ser perfectas y se presionan mucho. Hay mucha ira reprimida.
EL CUELLO Y LA GARGANTA son fascinantes porque allí ocurren muchas cosas. El cuello representa la habilidad de ser flexibles en nuestra forma de pensar, de ver el otro lado de la cuestión y comprender el punto de vista de la otra persona. Cuando se presentan problemas en el cuello, generalmente significa que estamos siendo testarudos con nuestro concepto acerca de una situación.
https://elrincondesusu.wordpress.com/2010/02/10/enfermedades-psicosomaticas/
Actualización 26-9-2016.
Llevo unos días con un poco de ansiedad, antes de ayer por la noche incluso me dio un poco de taquicardia después de cenar, y me dolía la cabeza, notaba mucha tensión acumulada en cuello y hombros. He estado haciendo Qi Gong y autoreiki, pero el dolor de cabeza no se va del todo. Hace unos días también me puse en el móvil una foto de Jaqen que me recuerda mucho a Roderic cuando estaba en la mazmorra, y entonces...