Es algo difícil de explicar, y ahora que de nuevo estoy en el grupo de Facebook "Signs of Reincarnation", leyendo las mismas aburridas conversaciones de siempre, basadas en investigaciones parciales y sesgadas, me doy cuenta de que esas sensaciones son muy importantes a la hora de valorar la realidad de la reencarnación. Va mucho más allá de los simples recuerdos, podemos decir que es algo subjetivo, inherente al sujeto, que pertenece totalmente a la esfera psicológica del individuo. No es nada objetivable, pero para el que lo vive es una prueba más de que en otras épocas tuvimos vivencias parecidas. Al haber tenido esa experiencia, nuestras reacciones son totalmente distintas a las que tienen los que lo viven por primera vez, y sin duda, siguiendo nuestra intuición, encontraremos distintas vías de supervivencia. Y también podremos prever cómo será nuestro comportamiento, si caeremos en la desesperación o si la crisis sacará lo mejor de nosotros mismos. Cuando el miedo está cerca, creo que enseguida sabes la cantidad de cobardía o valentía que corre por tus venas. Sabes qué estarás dispuesto a hacer si tu vida o la de tus seres queridos está en peligro. Sabes si pasarás por encima del cadáver de otra persona, o si buscarás soluciones que no dañen más al prójimo. En definitiva, enseguida sabes si lucharás por salvar tu propio culo, o si defenderás a los más débiles.
Supongo que no podía faltar en este blog una entrada sobre estos tiempos que estamos viviendo. Las emociones están a flor de piel, y eso en los reencarnacionistas normalmente nos lleva a estados de past life mood y a veces incluso nos trae nuevos recuerdos. Yo no he obtenido nuevos recuerdos aún (tampoco me he puesto a meditar seriamente), pero sí que me recorren el cuerpo extrañas sensaciones. Es una especie de déjà-vu, pero no el que yo considero un verdadero déjà-vu —el que tienes cuando reconoces un lugar que sí visitaste en el pasado lejano— sino ese déjà-vu que te dice que estuviste en circunstancias muy parecidas en otros tiempos, y que realmente estás viviendo lo mismo otra vez, solo que en otro escenario y con otros personajes.
Es algo difícil de explicar, y ahora que de nuevo estoy en el grupo de Facebook "Signs of Reincarnation", leyendo las mismas aburridas conversaciones de siempre, basadas en investigaciones parciales y sesgadas, me doy cuenta de que esas sensaciones son muy importantes a la hora de valorar la realidad de la reencarnación. Va mucho más allá de los simples recuerdos, podemos decir que es algo subjetivo, inherente al sujeto, que pertenece totalmente a la esfera psicológica del individuo. No es nada objetivable, pero para el que lo vive es una prueba más de que en otras épocas tuvimos vivencias parecidas. Al haber tenido esa experiencia, nuestras reacciones son totalmente distintas a las que tienen los que lo viven por primera vez, y sin duda, siguiendo nuestra intuición, encontraremos distintas vías de supervivencia. Y también podremos prever cómo será nuestro comportamiento, si caeremos en la desesperación o si la crisis sacará lo mejor de nosotros mismos. Cuando el miedo está cerca, creo que enseguida sabes la cantidad de cobardía o valentía que corre por tus venas. Sabes qué estarás dispuesto a hacer si tu vida o la de tus seres queridos está en peligro. Sabes si pasarás por encima del cadáver de otra persona, o si buscarás soluciones que no dañen más al prójimo. En definitiva, enseguida sabes si lucharás por salvar tu propio culo, o si defenderás a los más débiles.
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Parte 2. Seis días después de la visita a la exposición seguía sin saber exactamente por qué me sentía así. Por una parte estaba Katrina. Soy perfectamente consciente de que pude haber acabado en un campo de concentración. Y si no, habría acabado como una de esas mujeres alemanas violadas por los soviéticos. Para los nazis no era más que una débil joven con conocimientos de enfermería a la que podían utilizar en el frente. Para los checos, me había convertido en una traidora. Si hubiera sobrevivido hasta el final de la guerra, lo más probable es que habría muerto tirada igualmente en una cuneta. Por otra parte… Como sé que las emociones son una vía bastante directa a los recuerdos de vidas pasadas, decidí meditar esa noche. No estaba pensando para nada en Fritz, por eso me sorprendió el resultado. Y la regresión fue bastante confusa. Solo destacaron un par de cosas: una pistola que suele aparecer con bastante frecuencia en mis recuerdos como Fritz, y una palabra alemana. Hoy me he puesto a meditar y lo único que me ha venido es mi abuelo de mi vida como Fritz. Siempre me olvido que esa es mi conexión nazi, pero me resulta tremendamente frustrante no poder verificar quién fue, cuál fue su papel en la guerra, lo que me contó a mí y en qué medida me afectaba. Me he visto también empuñando una Beretta. Escuchar a mi abuelo me producía ansiedad y una gran furia, fumaba en su piso mientras hablábamos, a veces también estaba mi madre que no entendía por qué me ponía así. Pero al final no he sacado nada nuevo, y las emociones siguen enquistadas, tanto estas como las que podrían provenir de mi vida cátara, que al fin y al cabo fue también un genocidio. Me vino una palabra en alemán, algo así como Rottenkreutz. Cuando en el transcurso de una regresión nos vienen palabras en otro idioma que no entendemos, nuestro cerebro suele recurrir a cosas que nos resultan familiares, por eso yo tiendo a anglicanizar esas palabras. Al día siguiente busqué “Rottenkreutz” pero no encontré nada. Así que empecé a probar otras alternativas. Busqué Rosenkreutz, y lo más cercano que me salió estaba relacionado con los rosacruces. Más tarde, no sé si ese mismo día o al día siguiente, por casualidad vi una publicación en mi Facebook con la palabra “Ritterkreuz”, refiriéndose a la División Azul española. Me dije: “¡Eso es, Ritterkreuz!”. Busqué su significado, que desconocía, por supuesto: se refiere a la Cruz de Caballero de la Cruz de Hierro, la más alta condecoración que recibían los militares alemanes por actos de valentía. Siempre he sabido que mi abuelo poseía una de ellas, además de muchas otras condecoraciones. El hecho de que me llegara la palabra alemán en la regresión me pareció una señal de que por ahí debía investigar más. Y eso hice…
Parte 1.
Lo difícil viene ahora: ahondar en mi alma para sacar todo lo que llevo dentro en relación a la Segunda Guerra Mundial y cómo todo eso me afecta en la vida actual. No sé hasta dónde llegaré, pero al menos lo intento. La visita a la exposición de Auschwitz me dejó un sentimiento extraño, sí. Mi pareja y yo nos fuimos a comer y él ya notó que estaba más callada de lo normal, aunque no era porque la exposición me hubiera impresionado especialmente. Escuché a una chica muy joven cerca de mí diciendo a su amiga que le daban ganas de llorar y que no le importaba hacerlo de vez en cuando por cosas así. A mí también me dan ganas de llorar… pero son lágrimas de otro tipo. Yo aprendí bastante en el foro Military Past Lives sobre el campo de concentración de Auschwitz, leyendo los testimonios de personas que recordaban haber estado allí como guardias de las SS en una vida pasada, describiendo con todo lujo de detalles cómo utilizaban el Zyklon B y cómo se sentían, entonces y ahora. Eso te hace pensar mucho, sobre reencarnación y sobre la vida en general, sobre el papel que te tocó jugar a ti y a las personas de tu entorno. Siento interrumpir el hilo que estaba siguiendo con mi vida cátara (que estaba en lo más interesante), pero la actualidad manda. Suele pasar cuando recuerdas múltiples vidas pasadas. Y es que el martes 23 de enero tuve la oportunidad de ir a la exposición sobre Auschwitz que estará en el Centro de Exposiciones Arte Canal de Madrid hasta mediados de junio. Se la recomiendo a todo el mundo. Aunque personalmente no me impactó demasiado porque casi nada de lo que vi era nuevo para mí, la visita sí que me dejó una sensación extraña. Dos días después publiqué un tema en Foro Reencarnación con gran parte de las fotos que hice. Pretendía ser un hilo objetivo orientado a que las personas que vivieron en la Segunda Guerra Mundial puedan obtener verificaciones, pero como es usual en estas ocasiones, no tardaron en aparecer comentarios que obligaban a profundizar en el Holocausto desde una perspectiva más personal. Los reencarnacionistas que de alguna manera u otra lo tuvimos cerca tendemos a huir de este tema. Remueve demasiadas emociones y enfrenta a personas unidas por una gran amistad pero que a veces tienen pasados muy distintos e irreconciliables. Yo creo que hablar es bueno, pero eso no quita que hablar duela. Me voy a centrar primero en la visita a la exposición. Yo no viví el Holocausto tan de cerca como una de las batallas navales que se describían en el Museo Naval de Madrid, así que en ese sentido la visita fue menos interesante. Pero acudir a una exposición de estas características lo considero una obligación, igual que seguir viendo vídeos de mataderos o duras imágenes de la industria cárnica actual. No puedes darle la espalda a la realidad, no puedes olvidar el pasado. Y las emociones que revolvió me han llevado a investigar más sobre mi abuelo de mi vida inmediatamente anterior a esta. Creo que he averiguado quién es, con nombre y apellidos. Aún no lo puedo decir seguro porque no está completamente verificado, pero quizá haya dado un paso más en esa búsqueda. Ayer me levanté y lo primero que leí en internet fue un post de una amiga en mi foro que me hizo reflexionar. Confieso que si no fuera por momentos como este, habría dejado ya el mundo de la reencarnación, en el que la gente en general solo quiere respuestas rápidas. Esto acaba de dos maneras: decepcionándose porque en mi libro La Caja de Pandora no encuentra “información general” (??) o creyéndose cualquier milonga que alguien le contó y que no tiene pies ni cabeza, como por ejemplo que a tu alma gemela desencarnada le puede afectar que vean una película sobre su pasada encarnación y esto se manifestará en forma de dolor en tu región cardiaca (ejemplo real, ver para creer). Al resto de personas que estén hartas de escuchar tanta patraña, les recomiendo que lean mi blog Soy reencarnacionista o que se unan a Foro Reencarnación. Somos pocos, pero al menos, a veces, te levantas por la mañana y te congratulas de que existan personas que piensan por sí mismas y que además te llenan de inspiración para seguir avanzando.
Mi amiga reflexionaba sobre la circularidad del tiempo, y cómo en ciertos momentos de la vida las cosas se repiten, el pasado vuelve a ti. Puede que sea una misma situación, pero ahora ves las cosas de otra manera. Y, relacionándolo con la reencarnación, lo comparaba con ese instante en el que recuerdas quién eres de verdad, que es mucho más de lo que es tu yo presente. Hablamos siempre de vidas pasadas, y sobre todo al principio tendemos a separar nuestros yos pasados de nuestro yo actual. Las personas alrededor tampoco ayudan, porque no comprenden en qué consiste la reencarnación, ni mucho menos saben qué supone recordar vidas pasadas. Lo primero que te va a decir cualquiera es: “Pero eso ocurrió en el pasado, olvídalo, ahora todo es distinto”. Incluso mi novio, no hace mucho, cuando le estaba contando cómo me sentía por haber muerto en una batalla naval en el siglo XVIII, me dijo: “Bah, pero eso fue hace mucho tiempo, no te puede afectar”. Yo solo pude sonreír y callarme, porque sé que por mucho que se lo explique no lo va a entender. Nuestras vidas pasadas no son pasadas realmente. Decimos “pasadas” para situarlas en un tiempo más o menos remoto, anterior al actual. Eso no significa que estén olvidadas, ni muertas, ni en muchos casos superadas… y, por supuesto, no nos hemos convertido en personas distintas, ni tampoco tenemos una “nueva vida”. Esto es así para todo el mundo, no solo para los que recordamos vidas pasadas. Pensamos que la muerte es una especie de separación entre una vida y otra, un punto y aparte, cuando en realidad es solo un punto y seguido. Es darte una ducha y cambiarte de traje. Cuando sales a la calle, es el mundo el que ha cambiado (un poco), pero tú sigues siendo el mismo. Seguramente hablaré muchas más veces de este tema. No fueron vivencias especialmente traumáticas, pero poseen un alto contenido emocional que a veces —y aún me sigue sorprendiendo— sale a la luz.
Me he preguntado con frecuencia qué es lo que desencadena un recuerdo de vida pasada. Así que estoy observándome continuamente para dilucidar qué factores influyen en ello. Parece que siempre hay algo en común: suele ser un pensamiento convertido en patrón mental que condiciona tu forma de pensar actual, o bien, con mucha más frecuencia, una emoción. A veces esta emoción es bastante obvia, otras veces cuesta más identificarla. No sé muy bien qué exactamente desencadenó el recuerdo más reciente que he tenido sobre mi vida como Fritz. Esto ocurrió hace un par de días. Sí sé lo que estaba haciendo. Por una parte, alguien me preguntó sobre algo en concreto de otra de mis vidas pasadas, y yo le hablé de cómo en esa vida no había contado toda la verdad a mi propia familia. Por otra parte, estaba concentrada escribiendo una entrada para mi blog personal acerca del veganismo. Últimamente he estado bastante activa en este sentido, algo que no había hecho jamás en los casi veinte años que han transcurrido desde que tomé la decisión de hacerme vegetariana. Siento que tengo que hacerlo, que es lo único que puedo hacer para concienciar a la gente y así con el tiempo conseguir que el mundo cambie para mejor. Aparentemente ser una mujer maltratada, el veganismo y el muro de Berlín no están relacionados de ninguna manera. Y sin embargo... Llegó la noche y decidí meditar. Es raro que vea algo en estos tiempos. Pero en esta ocasión casi enseguida comencé a ver algo. Me vi a mí misma como Fritz, en primera persona. Vi que estaba descalzo y en calzoncillos paseando por mi casa, por lo que deduje que debía de hacer calor. Podía ver mis piernas desnudas bien formadas, mis brazos (por ese entonces estaba en buena forma), la pulsera plateada en la muñeca derecha (una esclava). Veía la misma decoración de siempre, con tonos claros y crudos. Y sabía que estaba nervioso, aunque todavía no sabía por qué. En mi vida como Fritz estaba nervioso con mucha frecuencia. Para calmar los nervios fumaba cigarrillos. De pronto noté que había una discusión. Ahora estaba en el piso superior, en la habitación de matrimonio. En la cama estaba mi mujer, vistiendo un atractivo picardías de raso color perla. Pero yo no hago más que pasear de un lado a otro de la habitación. Debe de ser de madrugada, quizá las 4 o las 5 de la mañana, y discutimos porque mi mujer no entiende que no pueda tranquilizarme y ponerme a dormir. Además no le gusta que fume en la habitación, por si caen cenizas en la moqueta, pero yo no lo puedo evitar (y sé que tenemos un cenicero en alguna parte). Yo respiro profundamente y trato de calmarme, sin dejar de echar miradas al teléfono de color verde grisáceo que está en mi mesilla, al lado derecho de la cama. No es la primera vez que revivo una escena similar, en la que me encuentro preso de la ansiedad, pendiente del teléfono... Nunca suena. Sin embargo, creo que esto no es malo en sí. Sería peor si llamaran, porque eso significaría que las cosas han ido mal. Me estarían avisando de que cogiera las maletas y saliera del país, porque si descubren lo que estoy haciendo, corro peligro... Llevo unos días sin poder dejar de pensar en mi última vida, la de la Guerra Fría. Incluso llegué a soñar con que me iba a Alemania y allí encontraba a un hombre que me enseñó fotos antiguas de soldados. No llegué a identificarme con ninguno de ellos. Pero le dejé mi teléfono por si averiguaba algo. Una pena que no vaya a llamar... Anoche estuve investigando. O al menos intentándolo. Al final se me colgó el ordenador y perdí todo lo que había encontrado, que no era mucho, pero incluía varias páginas en alemán sobre algo que me interesaba mucho: el Batallón de Defensa 6941 de Alemania Occidental (6941st Guard Batallion), que estuvo estacionado en Andrews Barracks hasta 1961, fecha en la que se empezó a construir el muro de Berlín. Die Unterbringung erfolgte 1950 bis 1958 in Roosevelt Barracks, in der ehemaligen Gardeschützenkaserne. Im Jahre 1958 wurde die Einheit nach Andrews Barracks, der früheren Lichterfelder Kadettenanstalt, verlegt, wo sie bis zum Bau der Berliner Mauer im Jahre 1961 stationiert blieb. |
AutoraMi nombre virtual es Eowyn. Llevo desde 2011 investigando y experimentando la reencarnación. Este blog es solo una mínima parte del resultado. ¡Sígueme en Telegram!
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