Es algo difícil de explicar, y ahora que de nuevo estoy en el grupo de Facebook "Signs of Reincarnation", leyendo las mismas aburridas conversaciones de siempre, basadas en investigaciones parciales y sesgadas, me doy cuenta de que esas sensaciones son muy importantes a la hora de valorar la realidad de la reencarnación. Va mucho más allá de los simples recuerdos, podemos decir que es algo subjetivo, inherente al sujeto, que pertenece totalmente a la esfera psicológica del individuo. No es nada objetivable, pero para el que lo vive es una prueba más de que en otras épocas tuvimos vivencias parecidas. Al haber tenido esa experiencia, nuestras reacciones son totalmente distintas a las que tienen los que lo viven por primera vez, y sin duda, siguiendo nuestra intuición, encontraremos distintas vías de supervivencia. Y también podremos prever cómo será nuestro comportamiento, si caeremos en la desesperación o si la crisis sacará lo mejor de nosotros mismos. Cuando el miedo está cerca, creo que enseguida sabes la cantidad de cobardía o valentía que corre por tus venas. Sabes qué estarás dispuesto a hacer si tu vida o la de tus seres queridos está en peligro. Sabes si pasarás por encima del cadáver de otra persona, o si buscarás soluciones que no dañen más al prójimo. En definitiva, enseguida sabes si lucharás por salvar tu propio culo, o si defenderás a los más débiles.
Siempre tiene que haber algo a lo que temer. En aquella época que me tocó vivir eran los rusos. Hoy es una pandemia inventada.
Como hace mucho que no lo hago, voy a traer hoy parte de esos recuerdos que en mi interior resuenan como la canción “Pressure Points”. Al final pongo los vídeos para todos aquellos que quieran escuchar las canciones que voy a mencionar. Quizá hasta les traigan las mismas sensaciones.
Al principio me veía al aire libre, vistiendo una gabardina, en un día gris, nublado, y frío. Sé que mi mujer está cerca. Podría llamarse Emma. Lleva una falda recta gris por debajo de la rodilla, un abrigo de tela gris, y una boina de lana (no como la de los militares) de color granate. Tiene el pelo liso, claro. Me agacho para estar a la altura de nuestro hijo, que ha empezado a andar hace poco y se tambalea. Estamos de paseo, parece que hay una feria pequeñita o algo así. Al preguntar por la ciudad, pregunto “¿Colonia?”. No, Colonia no… Es Berlín Oeste. Está cerca la puerta de Brandenburgo. Tengo la impresión de que la feria está en una plaza cercana a esta puerta… y es la época tardía, cuando ambos trabajamos en la base americana.
Siento una especie de tristeza en mi interior, porque me preocupa que los vecinos del Este lo estén pasando mal. Intentan saltar la frontera y muchos son asesinados. Pienso en ellos como mis hermanos, los dos perdimos la guerra pero parece que ellos se llevaron la peor parte y sé que el régimen comunista es duro… el porqué lo sé, creo que es por parte de mi familia, por cosas que me han contado (??).
Al preguntar qué les pasa a los que intentan saltar, la respuesta es rotunda: si los cogen ellos, los matan. Si los cogemos nosotros… bueno, lo lógico es que pidieran asilo político, ¿no?, si eso era posible dadas la circunstancias y la época, pero sé que no siempre es así. Se les encarcela, se les interroga, y según no sé qué criterios, se decide si se les admite en la RFA o si no, son deportados, con lo cual serán condenados a la prisión de por vida o asesinados… Esta última circunstancia es la que no puedo aceptar, no tiene ningún sentido. Cómo sé todo esto, me pregunto… Es confuso, pero creo que es de la época en que estaba bajo instrucción militar, en el cuartel que es también base aérea, donde me vi las primeras veces. Allí tuve que hacer algunas guardias (no muchas porque no estuve mucho tiempo de soldado, fui enseguida oficial, y además mi trabajo no es de infantería, no toco mucho las armas), pero me veo en un sitio alto, de noche, cerca de lo que parece una torreta o una garita, con otro compañero, en una esquina del recinto. El cuartel debe estar cerca de la frontera. Más allá hay bosques. Hay un foco que ilumina todo el recinto y va pasando de manera intermitente. Hay compañeros con perros que vigilan la zona. Es frecuente que oigamos tiros de metralleta en las proximidades, cuando disparan del otro lado y matan a los pobres que intentan cruzar. Mi compañero, que está fumando, se ríe y mira por la mirilla de su arma, bromeando. A mí me molesta y le digo que no debería reírse, que cualquier día podría verse en el otro lado. Le cojo el cigarrillo y lo apago, increpándole que no debería fumar en horas de servicio.
No lo sé de primera mano, pero oigo historias de otros soldados, hay uno que trabaja en la parte administrativa, se llama Friedrich y me suele contar lo que ocurre en esos casos. A mí me hierve la sangre. Si tuviera ocasión, probablemente les ayudaría, incluso estaría dispuesto a proporcionarles documentación falsa. Por lo que parece todos los días hay veinte o más detenidos, y dicen que no podemos darles refugio a todos, porque cualquier chispa puede provocar un nuevo conflicto con la parte comunista, y si los cogemos la mayoría han de ser devueltos. Siento que todo esto es antes de que se levantara el muro de Berlín, aunque no estoy muy segura.
(Regresión 17-2-2012.)
Creo que es lo del muro de Berlín lo que me acaba decidiendo entrar en el Ejército. No sé si acaban por echarme o si me voy yo, pero sí sé que tomo la decisión y me veo en el salón de lo que parece el palacio con mi hermana y mi hermano, comunicándoselo. También veo a mi madre, me da la impresión que tiene un ligero acento ruso (aunque por supuesto no la oigo hablar alemán en ningún momento). Mi hermano se cree que me he vuelto loco. Cree que estoy desperdiciando todo el dinero que mis padres se están gastando en mí, en los estudios que ahora voy a dejar, creen que no es necesario que entre en el Ejército, como si consideraran que no es un trabajo digno de mí. Yo estoy sentado en un sofá y veo a mi hermano de pie, y estoy muy enfadado con él, casi con ganas de pegarle, porque pienso que no tiene ningún principio, y yo lo hago porque quiero hacer algo útil en la vida. Dicen que no me importa el dinero, y tienen razón, no me importa lo más mínimo, no me importa para nada tener que renunciar al lujo y las comodidades a las que estamos acostumbrados. La idea que me viene es que si comienza una guerra, quiero luchar contra los rusos… aunque también pienso ya en que tal vez pueda ayudar de algún modo a mis amigos si se quedan atrapados en el otro lado. Mi madre dice que si quiero hará que mi padre me asegure la entrada, yo le digo que no hace falta, pero sé que lo hará de todas maneras… Es como si ser su hijo me abriera puertas, o me hiciera las cosas más fáciles, aunque sigo sin saber qué cargo tiene.
(Regresión 30-10-2012.)
En medio de este estado de alerta creado artificialmente por los gobiernos de varios países, es fácil imaginarse viviendo de nuevo en una ciudad dividida en dos, donde la parte comunista es la mala y la parte americana es la buena. La amenaza rusa era entonces el equivalente a la amenaza vírica de ahora, pero las reacciones de la gente común son las mismas: frialdad, distanciamiento, desconfianza, miedo a la escasez de alimentos, miedo a la represión de la policía, identificación de los espías (los contagiados) para que la policía secreta (los médicos) los capture, y si es posible, sean eliminados… Llevo escuchando la canción “Vopos” desde que soy niña, y me sigue produciendo escalofríos. Fue precisamente investigando mi vida pasada en Berlín Occidental cuando averigüé que “VOPOS” es una abreviatura de “Volkspolizei”, es decir, la “policía del pueblo”, la que vigilaba a sus propios ciudadanos de que no cruzaran la frontera.
They woke you in the night
A glare from bright headlights
Sentries in a row
You watched from a front window
Through sleepy eyes you saw the scene
And felt as if a dream
Had come to life
Caught by surprise
Protection in disguise
A high barricade
The price too high to pay
The late night dancers filled the street
And stopped as if a dream
Had come to life
A wail and a cry
Blue lights flashing by
In shadows of the trees
A zone runs in between
The young boy-soldiers filled the streets
And moved as if a dream
Had come to life
Can it be a nightmare?
Will you wake and still be there?
So you try to run
Frightened you're the one
Left inside
Viendo en qué se podría convertir mi país en solo un mes o dos, esta canción sigue siendo completamente actual para mí. Y me sigue produciendo escalofríos. La buena noticia es que mientras conduzco en un estado de semi-meditación, sé en qué me convertiría si un momento parecido llegara. Sé que seguiría siendo un rebelde, sé que seguiría luchando por lo que considero justo, y sé que no me importaría acabar como un disidente en una cárcel gubernamental, por ayudar a mis vecinos a traspasar los muros que haga falta traspasar.