Si de algo sé sobre esto de las vidas pasadas, es de depresión. Si no hubiera sido por ella, quizá nunca habría recordado, y ahora no estaría aquí escribiendo esto en el blog. Desde que recuerdo, la depresión ha perdido fuerza. No puedo decir que haya desaparecido del todo, pero eso es fundamentalmente porque este mundo y los seres humanos que lo habitan me deprimen con sus acciones, día tras día. No en vano a veces me siento como un astronauta en órbita, testigo mudo e impotente de las desgracias que pasan en la Tierra, como en esta canción de la Electric Light Orchestra:
is beautiful and blue
and floating softly through a rainbow
But when you touch down
things look different here
at the mission of the sacred heart
¿O tal vez no?
En una página de Facebook alguien se quejaba porque no quería ver imágenes sangrientas de cerdos sufriendo a causa de la existencia de mataderos que están ahí para satisfacer la demanda de carne del ser humano. Decía que como ella era vegetariana no necesitaba seguir viendo esas imágenes. Yo pensé: ¿y qué hacemos entonces? ¿Dar la espalda a la realidad? ¿Cerrar nuestros ojos? ¿Ignorar lo que está ocurriendo a escasos metros de nosotros? Del mismo modo que el karma no existe, ser vegano o vegetariano no te va a traer la recompensa instantánea de no tener que volver a ver animales sufriendo. Que tú, en parte, ya no seas causante directo de ese sufrimiento, no te exime de la responsabilidad de crear el mejor mundo para vivir. Y no basta con elegir el camino que tú crees correcto y dejar a los demás a su suerte. Si de verdad quieres cambiar el mundo, necesitarás algo más que eso.
Estoy hablando de animales porque soy especialmente sensible a ellos. Por desgracia, lo que acabo de escribir también es aplicable a seres humanos.
Entiendo el dolor de esa persona. Entiendo la rabia que producen ese tipo de imágenes. Ya tenemos suficiente en nuestra vida diaria como para deprimirnos más teniendo que ver todos los días esas imágenes. Sin embargo, creo que es necesario que sigamos viéndolas, para que movamos el culo y hagamos algo para intentar cambiarlo. Eso es la vida al fin y al cabo.