Sin embargo, profundizando un poco más en el proceso de reencarnación, parece ser que las emociones son una parte esencial. No solo tenemos que experimentar la vida física, también tenemos que sentirla, con toda la intensidad posible. Quizá por eso, durante el proceso de manifestación en el mundo físico, se nos dota de un cuerpo astral, que es, según algunas enseñanzas esotéricas, el que está más estrechamente relacionado con las emociones. No creo que esto sea casualidad. Siempre he pensado que el mundo espiritual es el equivalente a un lugar de reflexión, donde teorizamos sobre las cuestiones que atañen a los humanos. Pero para aprender de verdad, es indispensable la parte práctica, la aplicación de esos principios teóricos a la vida real. Y por eso existe un plano físico en el que planificar el experimento, levantar el teatro y escenificar nuestros papeles, elegidos con anterioridad. Y para que todo salga a la perfección y sea creíble, es fundamental que lo sintamos así, incluso que tengamos la ilusión de que vida solo hay una y que esta acaba con la muerte.
A menudo me preguntan cuál es el propósito de la reencarnación, que para mí es como preguntar cuál es el propósito de la vida. Es fácil: el propósito de la vida es VIVIR. Es experimentar la vida. Reencarnamos porque es un fenómeno natural y fisiológico, inherente a la propia vida: nacemos, vivimos, morimos, seguimos viviendo en el mundo espiritual, nacemos, vivimos, morimos, así hasta el infinito o hasta cuando uno quiera.
Sin embargo, profundizando un poco más en el proceso de reencarnación, parece ser que las emociones son una parte esencial. No solo tenemos que experimentar la vida física, también tenemos que sentirla, con toda la intensidad posible. Quizá por eso, durante el proceso de manifestación en el mundo físico, se nos dota de un cuerpo astral, que es, según algunas enseñanzas esotéricas, el que está más estrechamente relacionado con las emociones. No creo que esto sea casualidad. Siempre he pensado que el mundo espiritual es el equivalente a un lugar de reflexión, donde teorizamos sobre las cuestiones que atañen a los humanos. Pero para aprender de verdad, es indispensable la parte práctica, la aplicación de esos principios teóricos a la vida real. Y por eso existe un plano físico en el que planificar el experimento, levantar el teatro y escenificar nuestros papeles, elegidos con anterioridad. Y para que todo salga a la perfección y sea creíble, es fundamental que lo sintamos así, incluso que tengamos la ilusión de que vida solo hay una y que esta acaba con la muerte.
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AutoraMi nombre virtual es Eowyn. Llevo desde 2011 investigando y experimentando la reencarnación. Este blog es solo una mínima parte del resultado. ¡Sígueme en Telegram!
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