Escribo esto un 25 de diciembre de 2018. El día está a punto de acabar. Por fortuna en esta época de mi vida la Navidad transcurre de manera bastante tranquila y austera, y está exenta de cualquier deseo que vaya más allá de compartir mi tiempo con los míos, recordar a los que volvieron a casa (tanto humanos como no humanos) y apreciar todo lo que tengo, que no es poco. Ya no hay ni siquiera intercambio de regalos, porque ya nos los hacemos el resto del año. Y, al menos por mi parte y la de mi pareja, ya no hay sangre derramada en nuestros platos. Hipocresía, la menos posible. Me siento realmente afortunada de poder mantenerme al margen de la Gran Fiesta del Consumismo.
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AutoraMi nombre virtual es Eowyn. Llevo desde 2011 investigando y experimentando la reencarnación. Este blog es solo una mínima parte del resultado. ¡Sígueme en Telegram!
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