Aquí está otra parte de mi historia, en primicia, sin cambiar una coma (casi). Para facilitar su lectura, la dividiré en dos capítulos. Hoy dejo la primera parte.
Estoy tan centrada en mi actual proyecto, que me es imposible escribir nada nuevo relacionado con vidas pasadas. Pero, por fortuna, puedo recurrir a lo que escribí en 2012 en mi diario personal. Esto que pongo a continuación fue escrito a mediados de abril de 2012, llevaba recordando vidas pasadas solo cinco meses. Aún no tenía todos los detalles de mis vidas, aún había errores en mis datos porque me faltaban verificaciones, aún me quedaba mucho, mucho que descubrir… Era tan inocente que pensaba que cinco meses eran suficientes para superar ciertos traumas. Han pasado ocho años para poder volver a “la vida real”. No obstante, los beneficios de recordar ya eran palpables. Y lo que es indudable es que la experiencia fue fascinante desde el principio. Aquí está otra parte de mi historia, en primicia, sin cambiar una coma (casi). Para facilitar su lectura, la dividiré en dos capítulos. Hoy dejo la primera parte. No sé muy bien qué es lo he escrito en todo este tiempo en este diario de 2012, porque llevo un gran descontrol y ando más centrada en el diario de vidas pasadas. Me estoy leyendo también los diarios anteriores, y creo que no es justo que deje de contar aquí todo lo que cuento en el diario de vidas pasadas. Es evidente que no todo cabe aquí. El diario de vidas pasadas es quizá más a título personal, es la historia de un gran viaje, probablemente el viaje más fascinante que he hecho nunca, lleno de hitos, baches, avances y contratiempos, una aventura en toda regla, y diría que este diario, aunque íntimo y secreto, está destinado a que en un futuro no sé cómo de lejano lo lea alguien, alguien que me sobreviva y que esté lo suficientemente interesado, quizá algún sobrino o sobrina, o algún sobrino-nieto… algún amigo “perdido” durante el camino, o cualquier persona a quien el destino la sorprenda con estos “archivos empolvados” y que pueda aprender algo de todo esto. No sé, estoy como en plan existencial hoy, pensando “¿Servirá todo lo que escribo para algo?” Porque cuando yo me muera, ¿habrá alguien interesado en leerlo de verdad? (O quizá antes de que me muera, cuando pasen cincuenta años más no creo que me importe que alguien lea lo que escribía en mi adolescencia o juventud…). Es como el legado que dejaré a la Humanidad cuando pase al otro lado.
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AutoraMi nombre virtual es Eowyn. Llevo desde 2011 investigando y experimentando la reencarnación. Este blog es solo una mínima parte del resultado. ¡Sígueme en Telegram!
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