La conferencia me ha parecido muy interesante, tanto que creo que merece la pena tener su transcripción y, para el que lo necesite, su traducción. Son documentos muy largos de más de treinta páginas, por lo que en esta entrada del blog me voy a limitar a resumir muy brevemente cada uno de los casos que nos presenta Carol Bowman y a añadir algún comentario propio. Igual que he hecho en esta entrada, he dividido el documento en varias partes para facilitar la lectura.
Hace unas semanas publiqué en mis redes sociales y en mi foro una conferencia reciente de Carol Bowman, terapeuta regresiva que se especializó en niños que recuerdan vidas pasadas. Gracias a su foro Reincarnation Forum (antiguamente Child Past Lives, por lo que sigo utilizando las siglas CPL para referirme a él de manera abreviada), yo pude entender lo que me pasaba hace ya casi siete años y pude empezar a investigar mis propios recuerdos. Aunque el foro estaba mucho mejor moderado al principio y con el tiempo acabé encontrando otros lugares en los que me encontraba más a gusto, siempre diré que CPL fue crucial en mi camino y por ello estaré siempre eternamente agradecida a Carol Bowman. Si alguien no la conoce, recomiendo encarecidamente sus libros: Children’s Past Lives y Return From Heaven. Lamentablemente solo el primero está traducido al español pero creo que la edición ya es difícil de encontrar. También puedes encontrar referencias a ellos en mi propio libro Niños que recuerdan vidas pasadas: ¿Evidencia de reencarnación?
La conferencia me ha parecido muy interesante, tanto que creo que merece la pena tener su transcripción y, para el que lo necesite, su traducción. Son documentos muy largos de más de treinta páginas, por lo que en esta entrada del blog me voy a limitar a resumir muy brevemente cada uno de los casos que nos presenta Carol Bowman y a añadir algún comentario propio. Igual que he hecho en esta entrada, he dividido el documento en varias partes para facilitar la lectura.
Comentarios
El caso de Sandika Tharanga. Sandika nació en 1979 de padres católicos. A los tres años de edad comenzó a hablar sobre una vida pasada como monje en un monasterio que no llegó a identificar. Hablaba con frecuencia sobre el monje superior de ese monasterio. Un día iba a atender una ceremonia religiosa en la cual los monjes son invitados a una comida por personas laicas y se intercambian ofrendas (llamada “almsgiving” en inglés, que se podría traducir como “limosna”), cuando oyó un fuerte ruido, un disparo o una explosión, y eso es lo último que recuerda. Sandika tenía mucho miedo de los petardos y ruidos súbitos. Cuando los escuchaba se llevaba instintivamente las manos al lado izquierdo de su cuerpo. Sus padres explicaban esto por un disparo que había recibido en el pecho en su anterior vida y que había provocado su muerte. Además, Sandika presentaba una marca de nacimiento en el pecho, pequeña y oscura, situada un poco a la izquierda de la línea media. Había sido más prominente en sus primeros años. En Sri Lanka ha habido periodos de inestabilidad política, sobre todo la Insurgencia de 1971, en la que un número de monjes fueron asesinados. Haraldsson conoció a Sandika en 1988, cuando ya tenía ocho años de edad, y sus recuerdos ya se estaban desvaneciendo, como suele ocurrir en estos casos. Sus intereses principales eran visitar templos y acudir a la escuela. De siempre fue muy religioso y trató de convertir a sus padres al budismo, pero ellos no accedieron. Estaba ansioso por encontrar el monasterio en el que había vivido, y su padre le llevó a seis o siete cuando tenía de tres a cuatro años, pero no reconoció ninguno de ellos. Como muchos otros niños que recuerdan vidas pasadas, Sandika le dijo a su madre que ella no era su verdadera madre, y pidió que le llevaran a su monasterio y a la casa de su madre anterior. Otros signos de comportamiento incluían coger flores y ponerlas en una cama o silla antes de las plegarias, debido a que no había altar en su casa. También cantaba estrofas y rezaba como hacen los budistas, aunque sus padres no recordaban qué estrofas eran porque no prestaban mucha atención ni comprendían las palabras. A partir de los tres años rezaba de dos a tres veces al día, a los seis años aún ofrecía flores a una imagen de Buda que habían puesto en la casa, y más tarde le regalaron una estatua de Buda. En 1996 había una imagen de Buda en un lugar prominente de la casa, y Sandika había colocado otra en otro lugar recientemente. Además, le pedía a la familia que dieran limosna a los monjes; no comía carne; sacó notas especialmente altas en budismo y les pidió a sus padres que no le cortaran el pelo (porque siempre se lo cortaban en su vida pasada y ahora no quería que lo hicieran).
Sandika nunca expresó el deseo de volver a ser monje. En 1996 le seguía interesando el budismo y con frecuencia visitaba templos, pero no tenía ninguna intención de convertirse en uno. Hay muchas cosas que no puedo comprender en el mundo de la reencarnación. Una de ellas es que la gente piense que solo los niños pueden recordar vidas pasadas, y que además, sus testimonios sean más fiables que los de los adultos. Esto, desde mi punto de vista, es totalmente falso, especialmente cuando en la mayoría de los casos los investigadores recogen sus testimonios años después de que todo haya sucedido. Sobre la supuesta fiabilidad de lo que dicen los niños, ya hablé en mi otro blog Soy reencarnacionista, así que hoy haré mayor inciso en otras cuestiones. Las generalizaciones abundan. Abundan demasiado. Estas generalizaciones suelen tener su origen en los escasos estudios científicos que existen sobre niños que supuestamente recuerdan vidas pasadas. No sé si es culpa de los propios investigadores, que olvidan explicar bien las cosas, o es culpa de los lectores no familiarizados con el trabajo de investigación, que no saben que los resultados de un estudio no son extrapolables a todos los casos de reencarnación que hay en el mundo. Las conclusiones de un estudio se circunscriben a ese estudio. En el mejor de los casos, si estamos hablando de todos los estudios publicados hasta el momento, se circunscriben a ese conjunto de estudios. Las conclusiones a las que se haya llegado no son definitivas ni inamovibles, ni son aplicables a toda la humanidad desde el comienzo de los tiempos. La ciencia evoluciona. La ciencia puede equivocarse. Los investigadores pueden interpretar mal los datos. ¿Queda esto claro? Si la respuesta es sí, avancemos un poco. A continuación voy a centrarme en el tema que me ocupa hoy, que es un artículo muy interesante de Erlendur Haraldsson, titulado “Children Who Speak of Memories of a Previous Life as a Buddhist Monk: Three New Cases”, y publicado en 1999 en la revista Journal of the Society for Psychical Research. Si alguien quiere leerlo en su totalidad, puede encontrarlo pinchando en el título.
Cuando empecé a recordar supuestas vidas pasadas, uno de los consejos que más vi repetidos en foros como el de la terapeuta Carol Bowman (actualmente Reincarnation Forum) era que buscase posibles pistas de lo que había sido en otras vidas en los juegos de infancia. Años después, también lo aconsejo yo a personas que quieren empezar a recordar, pero eso no significa que al principio yo no fuera tan escéptica como lo puede ser ahora un lector que lea por primera vez estas líneas y no sepa mucho de reencarnación. Es evidente que no todo lo que hacemos de niños tiene una relación directa con nuestras vidas pasadas, pero a estas alturas no tengo ninguna duda de que muchos comportamientos que tenemos de niños, sean más o menos extraños, patológicos o no, tuvieron su origen en una vida pasada. No es necesario recordar una vida pasada para tener estos comportamientos. Como siempre digo, somos el resultado de nuestras experiencias, y eso incluye la infancia, por supuesto. El tan famoso concepto de tabula rasa hace mucho tiempo que quedó obsoleto... o al menos eso debería haber ocurrido ya. A la velocidad que progresa la ciencia, es muy posible que muchos científicos aún crean en él.
A pesar de mi escepticismo, seguí esos consejos y escribí todo aquello que no podía explicar por experiencias de esta vida y que pudiera tener relación con mis vidas pasadas. Solo meses, incluso años después, pude comprobar que era cierto: muchos miedos, actitudes, características de mi personalidad, algunos pensamientos... habían tenido claramente su origen en hechos del pasado remoto. Y no fue hasta que me puse a investigar a fondo la bibliografía de reencarnación, cuando encontré que esa relación entre los juegos de infancia y las vidas pasadas no era algo que se hubiera inventado nadie o una simple observación de las personas que recuerdan vidas pasadas y/o investigan la reencarnación a modo personal. Al contrario, había incluso publicado un artículo científico sobre ello. El Dr. Ian Stevenson había estudiado cientos de niños que decían recordar sus vidas pasadas, y se había dado cuenta de que muchas veces sus juegos de infancia tenían una relación directa con sus vivencias en esas vidas. Para muchas personas, la mejor evidencia de reencarnación son los niños que recuerdan vidas pasadas. En la literatura científica de reencarnación se vienen recopilando casos de este tipo desde los años 60. Si es la primera vez que te acercas a este fenómeno, aquí encontrarás amenas descripciones de los casos más significativos e impactantes, incluidos algunos de los más recientes reflejados por diversos medios de comunicación y varios testimonios nuevos.
Cuando comencé a recordar vidas pasadas, también me puse a investigar todo lo relacionado con la reencarnación, y leí todo lo que caía en mis manos, desde todos los puntos de vista. En España es muy fácil encontrar libros sobre terapia regresiva, y recientemente ha sido publicado en español algún que otro libro sobre niños que recuerdan vidas pasadas, como Vida antes de la vida, del Dr. Jim B. Tucker. Sin embargo, es mucho más difícil acceder a artículos científicos y a los trabajos más académicos del Dr. Ian Stevenson, que salvo alguna excepción no están traducidos al español. El público en general suele tener conocimiento de estos casos por alguna referencia en internet, pero no es verdaderamente consciente de la ingente cantidad de información que hay respecto a niños que aparentemente recuerdan vidas pasadas, desde una perspectiva de lo más rigurosa y científica. |
AutoraMi nombre virtual es Eowyn. Llevo desde 2011 investigando y experimentando la reencarnación. Este blog es solo una mínima parte del resultado. ¡Sígueme en Telegram!
Categorías
Todo
Archivo
Abril 2023
Donaciones
¿Es mi blog útil para ti?
¿Te gustaría apoyar mi causa? ¡Gracias! |