Sin embargo, profundizando un poco más en el proceso de reencarnación, parece ser que las emociones son una parte esencial. No solo tenemos que experimentar la vida física, también tenemos que sentirla, con toda la intensidad posible. Quizá por eso, durante el proceso de manifestación en el mundo físico, se nos dota de un cuerpo astral, que es, según algunas enseñanzas esotéricas, el que está más estrechamente relacionado con las emociones. No creo que esto sea casualidad. Siempre he pensado que el mundo espiritual es el equivalente a un lugar de reflexión, donde teorizamos sobre las cuestiones que atañen a los humanos. Pero para aprender de verdad, es indispensable la parte práctica, la aplicación de esos principios teóricos a la vida real. Y por eso existe un plano físico en el que planificar el experimento, levantar el teatro y escenificar nuestros papeles, elegidos con anterioridad. Y para que todo salga a la perfección y sea creíble, es fundamental que lo sintamos así, incluso que tengamos la ilusión de que vida solo hay una y que esta acaba con la muerte.
Esta mañana me encontré con un meme que me llegó al corazón, deprimido e inquieto por la incertidumbre. Hay días que no sé cómo sentirme. Hay día que me traen ecos de todas mis vidas pasadas. James, ¿qué habrías hecho tú? Roderic, ¿qué habrías cambiado de tus decisiones que te llevaron a ese amargo final en la horca? Katrina, ¿y si hubieras aguantado un poco más? Jérôme, ¿había otra forma menos violenta de luchar por tus derechos? Y resulta que después de tantas muertes, aquí estamos (todos) otra vez, viviendo tiempos difíciles —aún así, nada comparado con lo de aquellos años—, y de nuevo eres tú quien tiene la oportunidad de elegir. El resultado depende siempre de tus decisiones… o quizá no, quizá el final sea el mismo porque la mayoría de las personas eligen lo contrario. Pero lo que cuenta al final del experimento no es si todo salió bien o mal. Lo que cuenta es lo que tú hiciste para evitar un mal.
Nuestras decisiones están íntimamente ligadas a las emociones. Podemos actuar siguiendo nuestra razón o de forma más visceral. Las decisiones que tomamos siguiendo emociones negativas, destructoras, no suelen conducir a nada bueno. James mató escudándose en su condición de soldado que debe cumplir órdenes. Roderic mató a personas inocentes por obcecarse en tomar la justicia por su mano. Katrina se rindió y dejó que le robaran su alma antes de tiempo, cuando aún podía haber ayudado a más víctimas de la guerra. Jérôme se encaminó a una muerte segura para defender sus derechos, dejando a su familia sin defensa alguna.
La imagen me recordó lo importante que es saber manejar nuestras emociones. No consiste en reprimirlas. Estamos aquí justamente para eso, para experimentarlas, para sentir, para VIVIR. Pero sí que podemos templarlas y ser conscientes en todo momento de que nuestras acciones repercutirán en las vidas de otros de una u otra forma, y que cada uno de los pasos que demos pueden traer una solución pacífica a un conflicto, o pueden suponer la muerte de todos, a corto o largo plazo.