El jueves 2 de febrero me desperté y una profunda tristeza pesaba en mi corazón. Comencé a llorar pensando sobre la pérdida, incluyendo el súbito final de mi propia vida. Solo existe un grabado de la época en la que se ve el estado en que quedó mi barco después de la batalla, pero lo que estaba viendo en mi mente era más real que eso.
Intenté volver a dormirme, pero entonces me llegó a la mente una imagen en la que yo parecía estar contemplando el barco desde arriba. Supe lo que esa visión podía significar, pero traté de ignorarlo, achacándolo a mi imaginación. Pensé: “Fue una vida genial, una vida que nunca más voy a poder vivir.” Y comencé a llorar otra vez...
Al final me levanté. Fui a la cocina a desayunar y al coger el cuchillo del pan (grande, largo y serrado) me llegó un flash de un instrumento similar, solo que este tenía una apariencia más antigua y se encontraba en el interior de un estuche hecho de cuero negro por fuera y forrado de terciopelo rojo por dentro: era una sierra médica utilizada para amputar miembros. Busqué en Google y no tardé en encontrar lo que buscaba. Diría que la más parecida es la del centro, que casualmente es la más cercana a mi época. Pero sobre todo recuerdo la claridad de los dientes de la hoja, que me produjeron escalofríos. Probablemente vi más de una durante mi carrera militar, en manos de algún cirujano mientras la utilizaba en alguno de mis compañeros, y puedo asegurar que no quería sentirla en mis piernas.
Capital amputation saws, so-called due to the fact that a person's life was at stake when they were used, have an ancient lineage. Here is a selection of bow-framed saws that span 250 years of the history of surgery.
The first saw to the left dates to c. 1600, and it most likely was made in France. It is 22 inches long. Note the wide blade which is common to early saws and compensates for the relatively low state of then current metallurgy. The center saw dates to c. 1760 and is probably French make. The quality of the materials is high and the workmanship is exquisite. The pistol grip ebony handle is typical for the third quarter of the eighteenth century. On the far right is a saw made at the time of the American Civil War (1860s) by Gemrig of Philadelphia. It is a very sturdy saw and the handle is steel with checked-ebony scales attached.
Viendo que estaba en past life mood decidí ponerme a meditar de inmediato. Lo que vi parece corresponder al periodo entre vidas. Siempre soy muy cauta con este tipo de recuerdos y tiendo a dudar de ellos. De hecho, hace años ni siquiera los hubiera compartido en público. Pero también pienso que si dudo, me bloqueo a mí misma, así que trato de no juzgar y simplemente aceptar lo que estoy viendo. A estas alturas, creo que dar una explicación convincente a este tipo de experiencias es una tarea que corresponde a otros (porque yo recuerdo vidas pasadas y para ciertas personas he perdido toda credibilidad). Lo malo es que esos otros miran para otro lado y apuesto a que lo seguirán haciendo durante décadas. Así que, sin perder más tiempo en divagaciones, paso a describir lo que vi.
Me vi de nuevo flotando en el medio del cielo, justo encima del buque. Asumí que ya estaba muerto. En mi diario de vidas pasadas escribí que me encontraba un poco por encima de la cofa (esta palabra la averigüé al buscar el equivalente en español de crow’s nest, curiosamente siempre he utilizado la palabra inglesa sin importarme cómo se dice en mi lengua materna actual). Digo lo de la cofa solo como referencia para saber a qué altura aproximada me encontraba, en realidad no llegué a verla, y no sabría decir con seguridad si en ese momento ya habíamos perdido el palo mayor o aún lo conservábamos, aunque si alguien me preguntara, diría que solo había un mástil. Morí bastante pronto, así que puede ser que el palo mayor aún estuviera en pie.
Si miraba en frente de mí, veía el cielo azul, el mar, el humo subiendo desde el barco, y lejos en la distancia una línea con el resto de la flota. Vi una especie de pequeñas estelas luminosas que ascendían en diagonal por encima de los otros barcos, en el cielo. Asumí que eran almas de gente que, como yo, había muerto. Sentía la tristeza en mi corazón. No había arrepentimiento, ni sentimientos de culpa, solo tristeza. Miré de nuevo hacia abajo y sentí que no quería irme todavía.
De pronto me encontré dentro del barco. Vi a hombres corriendo en todas direcciones, subiendo y bajando las escaleras de madera. Oí gritos, oficiales dando órdenes, hombres pidiendo ayuda, el cirujano sobrepasado por tantos heridos, con sus manos llenas de sangre. Entré en lo que parecía ser una sala de artillería: vi una hilera de cañones a mi derecha y un hombre que caminaba con decisión hacia mí, aunque no me veía. Pensé que podría ser mi primo, que tomó el mando después de mi muerte, pero podría equivocarme, posiblemente esto es una contaminación por mis lecturas. Gritaba: “Fire!”, y yo pensé, totalmente desalentado: “Stop it. What’s the point?”, aun sabiendo que yo haría lo mismo en su lugar, porque teníamos que luchar hasta el final. Esto me recordó las lágrimas que habían acudido a mis ojos al leer que los disparos procedentes de mi barco eran cada vez menos frecuentes, según nos iban destruyendo. Mis hombres estaban muriendo. La sala era tenebrosa. Fuera estábamos a pleno día, pero aquí la luz solo entraba por las pequeñas aberturas para los cañones.
Entonces me vi en otra sala que parecía un almacén, más pequeña que la sala de artillería y con menos ventanas. La luz entraba principalmente por un boquete que estaba al fondo a la derecha. Supe que era la brecha que había dejado el chain-shot al atravesar el casco del barco. Vi algunos barriles, cajas de madera... se parecía mucho a esa foto que posteé cuando hablé de la visita al Museo Naval. A la izquierda había un hombre inmóvil y semitendido en el suelo, en una posición extraña. Supe que era yo. Esto es muy curioso porque lo que vi es totalmente coherente con mi primer recuerdo de esta vida. La diferencia es que tengo la impresión de que ahora que estoy muerto veo la escena con más claridad, mientras que cuando me estaba muriendo las imágenes que obtuve eran más borrosas. Además, la perspectiva es distinta. Siempre me he preguntado qué hacía en un almacén cuando estábamos en medio de una batalla y lo más normal es que yo estuviera en cubierta. He llegado a dudar de este recuerdo. Sin embargo se repite una y otra vez, y ahora este recuerdo del periodo entre vidas parece confirmarlo. No llegué a ver muchos detalles de mi cuerpo, aunque traté de ver mis piernas, como siempre. Solo sé que estaba tendido en medio de un charco de sangre. También tenía la parte izquierda de mi rostro ensangrentada, por las astillas que sé llegaron hasta mí durante la explosión. Los hombres estaban tan ocupados que aún no habían tenido tiempo de ocuparse de mi cadáver. Aquí no sentía excesiva tristeza, me encontraba en calma, contemplando lo que había quedado de mí. La sensación era muy similar a la que he tenido en esta vida al verme desde fuera en una experiencia extracorpórea. Había un cierto sentimiento de desapego.
Después volví a estar fuera otra vez, flotando. Sentí que había una especie de resplandor, una luz brillante que surgió por encima de mi cabeza. Alguien me dijo que ya era suficiente, pero yo seguí sin querer irme aún. Sin embargo, según pasaron los minutos la escena de la batalla se fue difuminando y me encontré en otro lugar. Al principio conservaba la apariencia de James, y me llevaba sus emociones. Lo que más me apenaba era la pérdida de tantas vidas. Poco a poco siento que me voy transformando en un ser translúcido. No sé exactamente dónde estoy, pero todo tiene una apariencia translúcida también. Me pareció ver un grupo de almas que también acababan de llegar. Mis pensamientos se iban hacia aquellos que más me iban a echar de menos, como mi primo o un joven elegante a quien tenía mucho cariño.
En mi mente, oí a alguien preguntarme qué aprendí en esa vida. Sin dudar ni un segundo, respondí: “El valor del trabajo en equipo”. Estaba (y estoy) plenamente orgulloso de eso. Ahora sé que es posible dar órdenes y que la gente obedezca y haga bien su trabajo, para así entre todos gobernar una verdadera obra de arte de ingeniería como era un barco de guerra del siglo XVIII. Sé que es posible mandar y ser respetado, incluso apreciado, por tus hombres. En medio de la rabia y la desesperación, pensé que me habían dejado solo en la batalla, pero no, ahora sé que nunca estuve solo. Esos capitanes cobardes que huyeron a la más mínima no importaban. Lo que importaba era mi tripulación, mis propios hombres: esos eran la fuerza invaluable que hizo posible mi sueño de navegar. Es cierto que no los pude haber conocido a todos personalmente (la tripulación de uno de estos barcos rondaba los 800 hombres), pero sí que conocía y quería a los más cercanos. Y todos ellos estaban presentes en mi mente mientras hacían su trabajo, cumpliendo mis órdenes, reparando los daños, disparando los cañones. Eso fue totalmente asombroso. Más allá de la tristeza y de la furia, solo permanece el orgullo. Pero no orgullo por mí o por lo que conseguí, sino un verdadero y sincero orgullo por todos mis hombres, sobre todo aquellos que dieron sus vidas por defender a su país.
También siento que era un apasionado de mi profesión, amaba tanto lo que hacía... Es lógico que eche de menos esta vida pasada como ninguna otra. Hice todo lo que un hombre podría haber deseado, viajando por todo el mundo, haciendo lo que más me gustaba. No me arrepentí de nada (excepto de mi implicación con la esclavitud). Fue una vida genial.
Finalmente, después de descansar un poco de tantas emociones y hacer una sesión de yoga, sentí que entraba otra vez en past life mood. Cogí una hoja de papel y escribí lo primero que me vino a la cabeza. No sé si es solo una impresión mía, pero diría que suena como si fuera realmente un miembro del parlamento británico:
Now that I'm out of the regression, I feel as if I survived the battle and I'm back in my living room, drinking whiskey to forget, wondering how we could do so wrong, feeling shame, feeling dishonoured, feeling responsible for the death of so many young sailors. How can I look at their relatives' faces and feign indifference? I've felt like this before in this life, this seems to be only the last nail in the coffin, the reassertion that we gain nothing spilling the blood of our youths at sea, defending our trade in wars that never end.
I feel the burden on my own shoulders. I seem not to forget the sorrow on those mothers' faces when I gave them back their beloved sons, now deceased, fallen in vain for an absurd purpose.
Y ahora... aún me queda un tercio del libro por leer. No sé si debería seguir o dejarlo para dentro de cuatro años.