Por otra parte, aquí no van a llegar lectores escépticos. Dudo mucho que escépticos recalcitrantes se pongan a buscar blogs sobre reencarnación, y aun en el caso de que existieran, nada de lo que yo les cuente podría cambiar su escepticismo, así que en el fondo no tengo por qué preocuparme de la credibilidad de mi testimonio.
Sin embargo, me preocupa porque yo no es que esté convencida de la realidad de la reencarnación, es que sé que es un fenómeno real y universal. Sí, vale, puede que esté equivocada, o puede incluso que malinterprete mis experiencias y resulte que no tengo vidas pasadas, sino que son vidas simultáneas, como dicen algunos (hipótesis que no comparto, por cierto). Pero es indudable que la consciencia sobrevive a la muerte, y aunque hablemos solamente de eso, ya son palabras mayores. Una convicción que no puede quedar en silencio.
Al mismo tiempo soy consciente de que los reencarnacionistas no podemos probar nada, al menos de momento. Yo puedo contar mi experiencia y creer que recuerdo vidas pasadas. Muchos pensarán que no soy más que una ilusa o una persona excesivamente crédula. Otros tendrán otras hipótesis para explicar lo que me pasa, sin ni siquiera conocer cómo se desarrolló mi experiencia. Fantasías de mi mente para dar respuesta a mis problemas psicológicos, el inconsciente colectivo, algún poder psíquico aún sin explicar por el que puedo captar los recuerdos de personas muertas... Es una lista casi interminable. Pero la explicación más sencilla es que todos vivimos muchas vidas. Eso es todo.
Hubo un tiempo en que quería convencer a la gente de la realidad de la reencarnación, y me encontré con muchas personas que preferían taparse los oídos antes de escuchar lo que tenía que decir, debido a que la reencarnación no entraba dentro de sus creencias religiosas. Una vida en el más allá, la supervivencia después de la muerte, no estaba del todo mal, sobre todo si así puedes recuperar a tus seres queridos fallecidos. Ahora, ¿reencarnación? No, por Dios, eso no... En estos años he aprendido que no hay forma de luchar contra las barreras mentales que algunas personas eligen construirse alrededor, una prisión en la que sentirse seguros, donde nadie venga a derribar sus ideas preconcebidas. No importa si tu mensaje está lleno de esperanza y de consejos prácticos para que tú mismo puedas conocer la Verdad.
Por mi parte, no hay mucho que pueda ofrecer a esos escépticos que siempre lo negarán todo aunque lo tengan delante. No soy distinta a muchos otros que recuerdan vidas pasadas. Muy pocos tenemos la suerte de que un investigador serio y respetable como era el Dr. Ian Stevenson (algo que también dudarían muchas otras personas) pase por allí justo cuando nosotros empezamos a recordar. No pudimos tener a alguien que nos controlase y diese fe de que en ningún momento hicimos nada para no contaminar nuestros supuestos recuerdos, ni investigamos antes de tiempo o que no hemos hecho más que inventar una historia porque queremos llamar la atención. Por desgracia, la reencarnación apenas se investiga hoy en día, mucho menos si hablamos de adultos. Así que no puedo dar al mundo ninguna garantía, solo mi palabra, de que las cosas se desarrollaron tal y como describo aquí. Las verificaciones que obtuve, aunque escasas, las obtuve de una manera y no de otra, y algunas veces resultaron ser sorprendentes e indudables. Pero por supuesto, sé que no puedo demostrar nada, y soy perfectamente consciente de que esto solo me sirve a mí y a aquellos que hayan pasado por experiencias similares. Los demás, seguirán creyendo... o no. A mí ya no me valen las creencias, sino los hechos.