- Siglo XIX. Cardiff. Mujer de familia muy humilde (aún no sé su nombre, curiosamente), que come gracias a la pesca. Hereda la casa de sus padres y vive sola. En algún momento de su juventud (alrededor de los 20 años) conoce a un marinero mercante noruego que suele hacer el viaje Noruega (en concreto Bergen-Cardiff) con frecuencia. Se enamoran. Hay largos periodos de separación en los que los sentimientos de vacío y soledad se hacen insoportables. Jan (el marinero, que por supuesto es “H” de nuevo) ama con pasión el mar. La mujer ni siquiera puede plantearse pedirle que lo deje (además de que es su modo de subsistencia). El tiempo que pasan juntos es muy feliz, y tienen una hija, Elisabeth, aunque parece ser que nunca llegan a casarse por problemas religiosos. Lamentablemente, Elisabeth muere muy joven con unos 12 años, de escarlatina. En una época más madura, deciden abandonar Cardiff y trasladarse a vivir a Noruega, con la familia de Jan. Jan trabaja ahora en los astilleros. La mujer muere poco después de forma prematura, calculo que poco más de 40 años. Jan estuvo junto a ella hasta el final.
- Finales del siglo XIX, en algún lugar cercano a las montañas del Colorado, en Estados Unidos. Ahí vive Tom, un chico rubio cuya familia tiene un rancho y se dedica a la cría de ganado de carne. Su hermano mayor es asesinado supuestamente por los indios, poco después de que el padre muriera de enfermedad. Su hermana mayor se hace cargo del rancho, a pesar de que es él el que debería asumir esa responsabilidad (al ser él el siguiente “hombre” de la casa, hay también otro hermano, pero este tiene solo unos 10 años). Trabaja algo pero pasa mucho tiempo con un “amigo” que es de todo menos una buena influencia. Él le consigue un trabajo como escolta de la diligencia y ambos se dedican a eso. Pasan mucho tiempo jugando al póker, bebiendo en la cantina, vagueando en definitiva… Se meten en líos. Es muy probable que Tom muera joven, y tiene pinta que por meterse en problemas con los indios… aunque esto aún no lo sé seguro.
- La vida más reciente (que recuerdo hasta hoy) transcurriría desde 1920 a 1941 aproximadamente. Katrina es una mujer checoslovaca (si no nació en Checoslovaquia, probablemente lo hizo en Polonia o algún país cercano). Tengo la impresión de que su madre no podía hacerse cargo de ella. Es muy probable que la relación de sus padres se rompiera (no sé en qué momento), y la deja al cuidado de sus abuelos en un pueblecito en algún lugar de Checoslovaquia. Allí pasa la infancia (con visitas esporádicas a Praga que es donde vive su supuesto padre) y va a la escuela, hasta que los abuelos mueren y su madre decide que se traslade definitivamente a Praga para trabajar como criada en casa de un “amigo”, con apenas 15 años. Sospecho que este “amigo” de la madre es su padre, pero él no quiere reconocerlo. Acepta a regañadientes y la trata con frialdad. En algún momento decide estudiar enfermería. Posiblemente se enrola en el ejército. En un hospital militar conoce a un soldado alemán del que se enamora. Pero entonces hay una invasión, comienza la Segunda Guerra Mundial, y envían a ambos al frente (es muy probable que luchen en Dunquerque, Francia). El soldado muere. Katrina muere probablemente tiroteada, pero aún no tengo claro las circunstancias que rodean esta muerte. Una vez más, el espíritu de “H” es el que está en el interior del soldado alemán.
Sí, apuesto a que después de leer todo esto, uno se queda patidifuso. ¿De dónde he sacado toda esta información? ¿Qué hay de verdad en todo ello? No es el momento de responder estas preguntas aquí. Llega un momento en que eso ya da igual. Porque pasar, pasa. Y no solo son imágenes y datos que surgen en tu mente cuando estás en un estado profundo de relajación, sino que las vives intensamente, y puedes llegar a llorar por cosas aparentemente sin importancia como puede ser mudarte del pueblo en el que has crecido a la ciudad.
Como es un resumen, tampoco he dicho nada de todas las emociones que acompañan a estos hechos ni de las conexiones que encuentro con mi vida actual, pero puedo asegurar que mi personalidad actual se construye a partir de trocitos de cada uno de estos “personajes” (en el buen sentido de la palabra, es decir, en el sentido de actores o jugadores en un juego). Y esto que por alguna razón ahora sé sin ninguna duda, hace que me comprenda mejor a mí misma y que me guarde muy bien de juzgar a la gente por cosas que hizo o decisiones que tomó. Ahora sé que “el miedo” que siempre he sentido ante figuras de autoridad como un simple guardia civil que me para el coche para hacer un control rutinario, es porque como Katrina sentí pánico ante soldados alemanes y las atrocidades que llegué a presenciar. Y si pienso que en la vida no tiene sentido luchar porque hagas lo que hagas siempre vas a salir perdiendo, y me invade un gran pesimismo que puede llegar a convertirse en depresión, ahora sé que es un reflejo de lo que pensaba Roderic, porque como Roderic nunca conseguí librarme de las opresiones y las injusticias que me aplastaban y acabé rindiéndome, buscando mi propia muerte haciendo algo que nunca debí hacer. O, si de repente, sin saber por qué, siento que echo mucho de menos a alguien, alguien que supuestamente no he conocido, y que me dio todo el amor que alguna vez necesité y más, sé que es porque aún soy capaz de recordar lo maravilloso que fue conocer a Jan y compartir muchos de mis días con él. También sé de dónde viene mi falta de autoestima, especialmente durante mi adolescencia: como James llegué a despreciarme a mí mismo por las barbaridades que tuve que hacer en nombre de la Corona Inglesa, y por engañar a mi mujer, cuando yo lo único que deseaba era ser marino… Y también sé por qué desde muy pequeñita siempre tuve claro que la Iglesia, cuanto más lejos, mejor. Como Reginald, vi quemas de brujas, vi torturas de la Inquisición, vi persecuciones a inocentes solo por poseer un Corán… Siempre amé a Jesús y siempre supe que su verdadero mensaje no era el que predicaba la Iglesia.
A mí todo esto me parece fascinante. Llevo cerca de dos horas escribiendo y seguiría mucho más, porque esto es la VIDA y no otra cosa. En todas hay momentos buenos y momentos malos. En todas hay infinitas cosas que aprender. Todas son distintas, y todas merecen la pena vivirlas. La vida es una aventura maravillosa y eterna. El dolor solo es momentáneo. Y las personas que conoces siempre están esperándote al otro lado. Cuando años atrás decía que no tenía ganas de volver, ahora creo que es al contrario. Todos seguimos volviendo, y no solo porque nuestro espíritu tenga que evolucionar, sino porque a pesar de todo, estar encarnados es una pasada: es emocionante, es divertido, puedes dar rienda suelta a tu creatividad, puedes interaccionar de todas las formas posibles con otras almas… es un gigantesco videojuego en el que a veces lo pasas bastante mal, pero en el que nunca estás solo y siempre puedes volver a empezar una nueva partida. Yo no soy nadie para opinar, pero creo que Dios ha hecho un grandísimo trabajo.