Antes de nada, he de aclarar algo: yo me considero una científica, no albergo ninguna duda de que la reencarnación puede y debe ser estudiada científicamente, y tarde o temprano la ciencia nos aclarará el mecanismo de la reencarnación. Pero por otra parte, soy extremadamente crítica con la ciencia actual, o más bien, con determinados científicos demasiado anclados a un materialismo recalcitrante que no sirve para explicar muchos fenómenos cuya existencia es innegable. Por tanto, defiendo y ataco la ciencia por igual, debido a que he sido educada en ella, pero no formo parte de la comunidad científica. Esto me permite hablar mucho más libremente, sin miedo a las críticas de mis colegas o a perder mi reputación. El inconveniente es que nadie me va a hacer caso, no solo por mantener mi anonimato, sino también porque como recuerdo vidas pasadas, mi credibilidad como científica para muchos de ellos ya está perdida. No importa, ya lo he asumido. Como repito con frecuencia, mis esperanzas están puestas en las generaciones venideras, en aquellos reencarnacionistas con formación científica que puedan idear y llevar a cabo los experimentos necesarios para demostrar la reencarnación. Si alguna de mis ideas resultan inspiradoras para ellos, habré logrado parte de mi objetivo.
Pero volvamos a la pregunta principal de este artículo:
¿Es posible demostrar científicamente la reencarnación?
“La consciencia podría producirse en el nivel fundamental de la geometría espacio-temporal cuando el cerebro deja de ser perfundido. No se disipa sino que permanece unida mediante entrelazamiento. La personalidad, la consciencia, la memoria, el alma si lo prefieres, podría estar entrelazada en sentido cuántico y persistir como fluctuaciones en la escala temporal del universo.”
Entrevista completa a Stuart Hameroff en el portal Skeptico.
“Por tanto, aunque no fue posible probar de manera absoluta la realidad o el significado de las experiencias y las afirmaciones de los pacientes sobre su grado de consciencia, (debido a la incidencia tan baja (2 por ciento) de recuerdo explícito de consciencia visual o las llamadas EEC’s), tampoco fue posible negarlas, y es necesario trabajar más en esta área. Claramente, la experiencia recordada cercana a la muerte ahora merece una mayor investigación genuina sin prejuicios.”
http://www.southampton.ac.uk/news/2014/10/07-worlds-largest-near-death-experiences-study.page
Traduzco: que después de toda la inversión realizada en dinero, tiempo y esfuerzo, científicamente seguimos en el mismo punto que hace 50 años, cuando el Dr. Raymond Moody publicó su primer libro al respecto.
Por tanto, es evidente que aún nos encontramos muy lejos de poder demostrar científicamente no solo que la consciencia sobrevive a la muerte, sino que esa consciencia pueda volver a la vida terrenal “envuelta” en un cuerpo distinto. De hecho, si el Dr. Ian Stevenson no pudo demostrar la reencarnación después de más de cuarenta años de investigaciones con niños que recuerdan vidas pasadas, creo que nadie va a poder demostrarlo en el futuro próximo, a no ser que el materialismo imperante pierda terreno, cambien los métodos de estudio, se planifiquen buenos experimentos, y se llegue a un consenso sobre qué es el alma. Este último punto es el más difícil de todos, al menos eso me pareció después de leer hace unos días en una revista sobre neurobiología que el concepto de alma ya ha dejado de tener sentido para los científicos. Algo que no me deja de sorprender, porque eso me demuestra que los científicos —al menos los más ortodoxos— han decidido ignorar el gran número de fenómenos paranormales que continúan sin ser explicados por la ciencia. Fenómenos que de algún modo u otro parecen estar relacionados con la existencia de un “alma”, es decir, algo que permanece después de la muerte cuya naturaleza desconocemos, y que no parece ser equivalente a la “mente”, por mucho que algunos de estos científicos quieran equiparar ambos términos. Entre otras cosas, porque para los científicos la mente no puede existir sin el cerebro, así que ya por definición, alma y mente no pueden ser lo mismo.
Otros equiparan la consciencia al alma, supongo que esto ocurre porque así suenas más científico, aunque si hemos de ser científicos “de verdad”, la consciencia también es una función de la mente o el cerebro y su definición es harto complicada. Es decir, que si lo que queremos es demostrar que la reencarnación existe, no vale con ser científicos, hay que ir mucho, mucho más allá, algo que muy pocos se atreven a hacer de verdad.
¿Se puede estudiar científicamente la reencarnación?
En muchos puntos, el estudio de la reencarnación me recuerda al de otros fenómenos paranormales, porque en el fondo la reencarnación sigue siendo eso: un fenómeno paranormal. Y a los que somos testigos directos de ello, es decir, los que recordamos vidas pasadas, nos siguen tratando como a los testigos de cualquier otro fenómeno paranormal, ya sea un avistamiento ovni, una aparición fantasmal o alguien que vive un poltergeist en su casa. Si lo has vivido en propia piel o crees en ello, no tendrás ningún problema en creer al testigo. Si eres un escéptico, científico o no, buscarás cualquier explicación, da igual lo ilógica o improbable que sea, con tal de no aceptar la realidad de aquello que no puedes comprender o que va en contra de tus propias creencias. Si además eres un ignorante, tal vez tendrás el atrevimiento de burlarte de esos testigos. Y si eres un científico de mente abierta, con buenas intenciones pero sin experiencia propia, no sé si es contraproducente, porque alguien que solo tiene la teoría nunca jamás podrá comprender realmente qué significa recordar vidas pasadas, y sus elucubraciones estarán muy lejos de la realidad. Aunque, claro, como es científico, para muchas personas su credibilidad estará por encima de la de los testigos. En todo caso, las perspectivas no parecen demasiado buenas. Luego nos preguntaremos por qué la ciencia avanza tan despacio...