El fisicalismo es la doctrina según la cual el mundo real solo consiste del mundo físico. Es el primo hermano del materialismo, la creencia de que nada existe excepto la materia, sus movimientos y sus modificaciones, así como la doctrina que dice que la consciencia y la voluntad son debidas exclusivamente a la acción material.
Hasta ahora, la ciencia ha estado dominada por este materialismo recalcitrante, pero este artículo es la prueba de que tiene sus días contados. Si queremos avanzar en el conocimiento científico tenemos que buscar nuevas líneas de pensamiento, debemos dejar atrás el fisicalismo y admitir que hay algo que no podemos explicar: la existencia de la consciencia y su más que probable supervivencia después de la muerte. Este es un mantra que vengo repitiendo en varios sitios de internet una y otra vez. En los casi cinco años que llevo investigando la reencarnación y recordando vidas pasadas he tenido múltiples discusiones con escépticos. Las más sangrantes son aquellas que he tenido con científicos... pero lo más sorprendente es que no eran escépticos, sino creyentes en la reencarnación. Y sin embargo, eran totalmente incapaces de dejar atrás teorías obsoletas que no llevan a ningún sitio y que no sirven para explicar todos los fenómenos paranormales que se citan en el artículo.
Leyéndolo, me he dado cuenta de que no soy la única que piensa así. Que puede que me llamen extremista, que me ignoren o que piensen que no tengo el conocimiento necesario para elaborar hipótesis sobre el mecanismo de la reencarnación solo porque no tengo una cátedra o algo similar en alguna universidad, pero parece que no me he inventado nada. Lo que digo es cierto, y quizá por eso les duele. Recordemos que además de investigadora recuerdo vidas pasadas, eso hace que deba ser tomada como una loca en la gran mayoría de círculos científicos, y mi opinión no tiene ninguna validez, porque no he publicado ningún artículo en ninguna revista científica. Al mismo tiempo, me doy cuenta de que mis hipótesis siguen siendo de las más avanzadas para explicar cómo es que nuestra consciencia puede retornar en un nuevo cuerpo físico y, no solo eso, sino también cómo son posibles las experiencias fuera del cuerpo, las ECM’s, la precognición o los déjà vus. De todas formas, mis hipótesis no son completamente originales. Simplemente comparto un mismo punto de vista con muchos otros investigadores heterodoxos.
Pero en fin, el objetivo de esta entrada no es hablar de mis hipótesis sino del artículo, porque coincide con muchos de mis pensamientos. El artículo completo en inglés se puede encontrar aquí: https://med.virginia.edu/perceptual-studies/wp-content/uploads/sites/267/2016/01/Dossey-BP-review-for-Explore2.pdf. Fue publicado en agosto de este año, así que es de los trabajos más recientes que tenemos. Creo que da una visión bastante acertada de en qué punto se encuentra la ciencia respecto al estudio de todos estos fenómenos supuestamente paranormales que tienen que ver con la consciencia. He sacado los fragmentos que considero más interesantes y los he traducido para los lectores, acompañándolos de mis comentarios personales. Para facilitar la lectura, he resaltado en color lo que considero más importante.
Científicos reconociendo que no saben qué es la consciencia ni cómo funciona.
Steven A. Pinker, psicólogo experimental de la Universidad de Harvard, sobre cómo la consciencia podría surgir de algo físico, como el cerebro, afirma: "No tengo la menor idea. Tengo algunas preconcepciones, pero ninguna idea sobre cómo empezar a buscar una respuesta defendible. Ni tampoco la tiene nadie más."
Donald D. Hoffman, científico cognitivo de la Universidad de California, Irvine: "El estudio científico de la consciencia está en la bochornosa posición de no tener teoría científica de la consciencia."
Stuart A. Kauffman, biológo teórico e investigador de sistemas complejos: "Nadie tiene la más vaga idea de qué es la consciencia... Yo no tengo idea, ni tampoco nadie más, incluyendo a los filósofos de la mente."
Roger W. Sperry, neurofisiólogo, ganador de un premio Nobel: "Aquellos procesos cerebrales con los que presumiblemente la consciencia está asociada simplemente no se comprenden. Están tan lejos de nuestra comprensión actual que nadie que yo conozca ha sido capaz ni siquiera de imaginar su naturaleza."
Eugene P. Wigner, premio Nobel en física: "Actualmente no tenemos la más vaga idea de cómo conectar los procesos fisioquímicos con el estado de la mente."
El físico Nick Herbert, experto en no localidad: "El mayor misterio de la ciencia es la naturaleza de la consciencia. No es que tengamos teorías malas o imperfectas sobre la consciencia humana; simplemente no tenemos ninguna teoría. Casi todo lo que sabemos sobre la consciencia es que tiene algo que ver con la cabeza, más que con el pie."
El físico Freeman J. Dyson: "El origen de la vida es un misterio total, como lo es la existencia de la consciencia humana. No tenemos ninguna idea clara sobre cómo las descargas eléctricas que tienen lugar en las células nerviosas de nuestro cerebro están conectadas con nuestros sentimientos y deseos y acciones."
El físico matemático Sir Roger Penrose: "Mi postura [sobre la consciencia] exije una gran revolución en la física... He llegado a creer que hay algo muy fundamental que falta en la ciencia actual... Nuestra comprensión en este momento no es suficiente y vamos a tener que movernos a nuevas regiones de la ciencia..."
Sir John Maddox, editor durante 22 años de la prestigiosa revista Nature: "En qué consiste la consciencia... es... un enigma. A pesar de los magníficos éxitos de la neurociencia en el siglo pasado... parece que estamos tan lejos de comprender el proceso cognitivo como lo estábamos hace un siglo.
No existen teorías convincentes que expliquen cómo el cerebro produce la consciencia.
Un creciente número de científicos están atareados escarbando en el cerebro, tratando de explicar cómo se efectúa el truco de la consciencia. Investigadores de la talla de Francis Crick, Daniel Dennet, Gerald Edelman y Roger Penrose han presentado recientemente una serie de ingeniosas teorías. Todas pretenden explicar, de una manera u otra, la consciencia como un epifenómeno de los procesos físicos y químicos que tienen lugar en el cerebro, y todas fallan completamente. Fallan no porque sus modelos sean insuficientemente exactos o detallados, sino porque están tratando de hacer algo que desde el comienzo es imposible.
La verdad es que ningún informe sobre qué sucede al nivel mecanicista del cerebro puede arrojar alguna luz, de ningún modo, sobre por qué existe la consciencia. Ninguna teoría puede explicar por qué el cerebro no debería trabajar exactamente como lo hace, pero sin dar origen al sentimiento que todos tenemos sobre 'lo que es ser'. Y hay, creo, una sencilla razón para esto. El cerebro no produce la consciencia en absoluto, del mismo modo que una televisión no crea los programas que aparecen en su pantalla. Al contrario, el cerebro filtra y restringe la consciencia, igual que nuestros sentidos limitan la totalidad de la experiencia a la que podríamos tener acceso de otro modo."
El materialismo todavía domina a muchos científicos.
Muchos escépticos fisicalistas consideran la idea de la supervivencia a la muerte corporal tan peligrosa que debe ser sofocada a toda costa. Estos esfuerzos pueden ensombrecerse y llevar a un encubrimiento deliberado que se hace pasar por un esfuerzo de proteger a la ciencia. El psicólogo de Harvard William James informó que un importante biólogo le dijo una vez: "Incluso si tal cosa existe, los científicos deberían unirse para mantenerlo suprimido y oculto. Desharía la uniformidad de la Naturaleza y todo tipo de cosas sin las que los científicos no pueden continuar con su búsqueda".
Por suerte, hay científicos mucho menos arrogantes.
Las certezas fisicalistas —que estos problemas están solucionados y el veredicto es: el materialismo reina, y la espiritualidad y cualquier forma de supervivencia es autoengaño— son consideradas fanfarronería acalorada por los colaboradores de Beyond Physicalism. Como dice el coeditor Kelly: "Creemos que se necesita una arrogancia increíble para descartar masivamente la experiencia colectiva de una gran proporción de nuestros antepasados, incluyendo a personas reconocidas como pilares de la civilización humana, y estamos unidos por nuestra creencia en que la única tarea más importante que hace frente a toda la modernidad es la de la valiosa reconciliación de ciencia y religión... Creemos que las nuevas tendencias que se están desarrollando dentro de la ciencia nos están dirigiendo inexorablemente hacia una comprensión científica expandida de la naturaleza, una que puede albergar realidades de tipo 'espiritual'".
Esta absurda situación fue parodiada por el astrofísico Sir Arthur Eddington en su conferencia Gifford de 1927: 'El materialista que está convencido de que todos los fenómenos surgen de electrones y cuantos y similar controlados por fórmulas matemáticas, presumiblemente debe de tener la creencia de que su esposa es una ecuación diferencial bastante elaborada, pero probablemente tiene el suficiente tacto como para no imponer esta opinión en su vida doméstica.'"
Fenómenos paranormales inexplicados por la ciencia actual.
1. Fenómenos psi de todos los tipos reconocidos, incluyendo en especial la precognición verdadera y la macropsicoquinesis.
2. La supervivencia de la consciencia, incluyendo la supervivencia de una mente o personalidad en todo el sentido de la palabra.
3. Fenómenos de influencia psicofisiológica extrema como los estigmas, ampollas hipnóticas o otras marcas en la piel inducidas por sugestión o vívida imaginación; impresiones maternales en las que las experiencias psicológicas de la madre son aparentemente transmitidas al recién nacido; influencia mental en sistemas vivos distantes; y marcas y defectos de nacimiento inusuales en casos aparentes de reencarnación, como en los niños que recuerdan vidas pasadas.
4. Memoria y habilidades de cálculo prodigiosas, como las que se ven en el síndrome del sabio, imaginería eidética y fenómenos relacionados.
5. Fenómenos de disociación y formas superiores de personalidad, incluyendo flujos concurrentes de consciencia y solapamiento y a veces relaciones asimétricas entre ellas.
6. Experiencias cercanas a la muerte profundas y que transforman vidas (ECM's), especialmente aquellas que ocurren bajo condiciones fisiológicas extremas como en anestesia general profunda, ataques cardiacos y coma, en las que las condiciones cerebrales consideradas necesarias para la consciencia por la neurociencia contemporánea se encuentran deterioradas o abolidas completamente.
7. Fenómenos cognitivos extremos asociados con las inspiraciones de verdadera genialidad, incluyendo nuevas y complejas formas de imaginación e intuición verídica de propiedades anteriormente no reconocidas del mundo natural.
8. Experiencias místicas transformadoras de forma tanto extrovertida como introvertida, y sus conexiones con la creatividad a nivel genio, fenómenos psi, y ECM's que ocurren en condiciones fisiológicas extremas.
9. Los fenómenos centrales de nuestra vida consciente diaria incluyendo el sentido, la intencionalidad y la consciencia en sí misma con sus características integradas de unidad, contenido cualitativo o fenoménico, y punto de vista subjetivo.
“...aquí solo diré que a nuestro juicio los miles de estudios de campo y laboratorio llevados a cabo por científicos competentes a lo largo de más de 130 años desde la fundación de la Sociedad para la Investigación Psíquica proporcionan acumulativamente un abrumador volumen de pruebas --para aquellos que se molesten en estudiarlos con una mente abierta— que demuestran que estos fenómenos existen realmente como hechos de la naturaleza." Añade: "Los requisitos en letra cursiva son importantes, porque el debate público está siendo tergiversado de manera sistemática actualmente por un pequeño grupo de escépticos profesionales bocazas consolidados —negadores, realmente— que carecen evidentemente de esas credenciales."
Muchos lectores se sorprenderían al descubrir la profundidad de la evidencia empírica que apoya la existencia de algunas de las categorías abordadas. Recientes análisis muestran que hay al menos seis áreas de la investigación de la consciencia que demuestran rotundamente las acciones no localizadas, más allá del cerebro, de la consciencia. Los experimentos en estas áreas han sido replicados repetidamente en laboratorios de todo el mundo, siendo la probabilidad de que ocurra de 1 entre un billón, o una probabilidad combinada de 1 entre 10, un número verdaderamente astronómico. Aunque demasiado complejas como para ser revisadas aquí, estas áreas de investigación son la visión remota, la influencia sobre el generador de números al azar, el Proyecto Ganzfeld, el Proyecto Consciencia Global, el presentimiento y la precognición."
Reflexiones finales.
El interrogante básico no es cómo un evento llamado paranormal —telepatía, clarividencia, precognición, psicoquinesis, o la supervivencia a la muerte física— podría ser válido, sino cómo podemos ser conscientes de las experiencias ordinarias. En otras palabras, el misterio principal es la existencia en sí de la consciencia. Rápidamente ignoramos el papel de la consciencia en los hechos mundanos de nuestras vidas —cómo decidimos qué tomar para cenar, por ejemplo, y cómo elegimos elevar un tenedor de espaguetis al tiempo que abrimos nuestra boca, y tragando poco después, y cómo podemos experimentar el color rojo de la salsa, el sabor del ajo, la satisfacción de una bonita presentación, y el buqué del vino —hazañas que sobrepasan las capacidades del robot más sofisticado.
Aunque los fisicalistas ofrecen un montón de explicaciones en términos sensoriomotrices a cómo estos logros pueden suceder, sus explicaciones están vacías del papel de la consciencia en todas esas secuencias. Cualquier experiencia en la que la consciencia esté implicada es misteriosa, ya sea descifrar la ecuación de Lorenz o decidir meterse el dedo en la nariz. Los hechos comunes y corrientes son tan enigmáticos como la llamada pirotecnia paranormal que provoca incredulidad entre los fisicalistas. No hay dos categorías de fenómenos relacionados con la consciencia, normales y paranormales. Todos son “para” —o normales, según el caso. Si estuviéramos lo suficientemente despiertos, podríamos comprender que mover un dedo o la experiencia del amor es tan asombroso como la supervivencia a la muerte física. Cuando los fisicalistas se indignan ante lo extraordinario e ignoran lo común y corriente, en imaginería bíblica están “apartando a un mosquito y tragándose un camello”.
Voltaire —que no era amigo de la espiritualidad— se dio cuenta de esto. Observó: “No es más sorprendente nacer dos veces que nacer una.” Comprendió que la maravilla es la vida y la consciencia en sí mismas, no cuántas vueltas dan en la rueda de la vida.
Resistencia al cambio.
Puede ser difícil encontrar mentes abiertas hacia la evidencia presentada en Beyond Physicalism. Las mentes cerradas, por supuesto, no son nada nuevo —no solo hacia fenómenos relacionados con la consciencia, sino también hacia los nuevos avances en las ciencias físicas. A principios del siglo XX, la deriva continental y la tectónica de placas estaban siendo debatidas acaloradamente en el campo de la geofísica. Mirando atrás en este debate, el eminente geofísico Sir Edward Bullard observó, en palabras que se aplican a las actuales discusiones sobre los fenómenos relacionados con la consciencia: “Siempre hay una fuerte inclinación de un grupo de profesionales a oponerse a un enfoque heterodoxo. Tal grupo ha hecho una inversión considerable en la ortodoxia: han aprendido a interpretar un gran conjunto de datos en términos de la visión antigua, y han preparado conferencias y quizá escrito libros con el viejo trasfondo. Pensar otra vez sobre todo el tema cuando uno ya no es joven no es fácil y supone admitir una juventud parcialmente malgastada... Claramente es más prudente guardar silencio, ser un defensor moderado de la ortodoxia, o mantener que todo está sujeto a duda, sentarse en la valla, y esperar en una ambigüedad de estadista a que haya más datos...”
Max Planck, el fundador de la mecánica cuántica, se enfrentó a este problema. Ilustremente, dijo: “Una nueva verdad científica no triunfa convenciendo a sus oponentes y haciéndoles ver la luz, sino más bien porque sus oponentes mueren al final, y una nueva generación crece estando familiarizado con ella.” O como la frecuentemente parafraseada visión de Planck: “La ciencia cambia funeral a funeral”.