Cuando te dedicas a hacer activismo vegano a veces no queda más remedio que hablar de muerte, de asesinatos, de seres sintientes que quieren vivir y de lo mínimo que nosotros debemos hacer para ayudarles, ayudarles de verdad. Y he aquí que te encuentras en medio de una discusión con alguien que afirma que los veganos debemos estar a favor de regular la esclavitud animal. Para ilustrar mi posición, yo afirmo que eso es lo mismo que estar en contra de la pena de muerte y pedir que en vez de ejecutar a alguien en la horca, lo hagan por inyección letal. Sea el método que sea, no hay forma humanitaria de matar a nadie. Sin embargo, aunque cueste creerlo, hay algunos "animalistas" (supuestos defensores de los derechos animales) que piensan que seguir utilizando y matando a animales, pero sin sufrimiento, es un avance que los veganos tenemos que celebrar.
Hay días que no salgo de mi asombro.
—No lo sé, Piglet. ¿Tú quieres vivir?
—Sí, quiero vivir.
—Entonces… no, amiguito, no será humanitaria.
Con frecuencia me pregunto si en esta vida soy vegana porque antes fui esclavo obligado a luchar, esclava negra, reo ajusticiado, cátara decapitada, rea ajusticiada, contrarrevolucionario fusilado… No solo es el veganismo, en mi Facebook también me acosan imágenes violentas que no quiero ver, como los soldados de Angola disparando por la espalda a mujeres con sus hijos por cuestiones religiosas. No puedo obviar el hecho de que yo me vi en situaciones parecidas de indefensión, de persecución, de ajusticiamientos… en definitiva, me arrebataron la vida por diversas razones, cuando yo lo único que quería (en la mayoría de los casos) era seguir viviendo. Por eso sé que si, estando encerrado en una mazmorra húmeda y maloliente en el siglo XIV en Irlanda, por haberme rebelado contra los opresores de mi familia, hubiera venido alguien a decime que en vez de ahorcarme me iban a matar degollándome para que así sufriera menos, habría pensado que solo querían burlarse de mí. Les agradecería que fuera rápido, eso sí, y a poder ser no doloroso, pero sin duda no sería ningún gesto de compasión o empatía cambiar una forma de ejecución por otra. Es increíble que encima de todo esto, me acusen a mí de falta de empatía.
No comprendo cómo algunos piensan que esto es distinto en el caso de los no humanos. No comprendo en qué mente retorcida cabe pensar que los no humanos nos van a agradecer que los matemos rápido y sin dolor, cuando lo único que quieren es ser libres y vivir sus vidas en paz, como todos nosotros. Solo hace falta mirarles a los ojos para saberlo, si es que queda un ápice de humanidad en ti.
Es increíble cómo algunos buscan formas de justificar lo injustificable. Y todo este asunto me produce mucha tristeza, porque yo también fui esclava, y supe lo que es que te traten como una cosa. Supe lo que es que venga un médico y te examine después de esperar en una fila de esclavos, para decidir si merece la pena que sigas trabajando o es mejor venderte. Supe lo que es que te violen y te quiten los hijos y los maten por ser mestizos, más o menos lo que les sucede a todas las vacas que son explotadas actualmente. Sugerir que sigan haciendo lo mismo, pero acariciándote y diciéndote palabras amables, no solo es reírse de la víctima, sino ser realmente malvado. Y, aunque sea difícil de creer, hay supuestos animalistas pidiendo esto para los no humanos que pueblan la Tierra.
Y una tiene que mantenerse callada.
Así que mientras escribo y argumento tratando de mantener lejos mis recuerdos, no puedo olvidar. Es imposible olvidar tus últimos momentos cuando estás con la soga al cuello, o cuando alguien te empuja contra un pedazo de madera para que apoyes ahí tu cabeza. Es imposible olvidar el rifle que te apunta al pecho en medio de la confusión y te dispara sin piedad alguna. Es imposible olvidar el vacío en tu alma que es lo único que te queda cuando has visto tu vida pasar sin saber lo que es la libertad. ¿Y cómo resumir las emociones que te consumen por dentro en esos momentos? ¿Cómo explicar la naturaleza del fuego que arde en tu interior y que es lo que origina tu incansable lucha actual por los Derechos Animales (y si alguien se lo pregunta, eso incluye los derechos humanos)? ¿Por la PAZ, en definitiva? Una palabra tan corta y tan denigrada en nuestra civilización… El catarismo (el real, no el actual) también forma parte de mí, hasta la médula, ahora sé que eso me acompaña desde mi nacimiento. Y podrán decapitarme una y mil veces más, que yo seguiré defendiendo lo que es justo…
Pero claro… no es la primera vez que defiendo que podemos y debemos vivir sin violencia, y por aquel entonces acabé decapitada en una fortaleza por unos fundamentalistas católicos. Pasan los siglos y tenemos que seguir luchando por cuestiones de justicia fundamental, cuestiones que hasta un niño de cuatro años entiende mejor que un “animalista” de estos que van de héroes porque piden a los supermercados que sigan explotando a las gallinas pero en jaulas más grandes. Para ellos, que estas gallinas acaben degolladas igualmente cuando alguien decida que ya no sirven para poner más huevos, es lo de menos. Matar a alguien no se considera violencia, lo importante es que lo matemos con compasión.
Y este individuo me dice que soy yo la que carezco de empatía.
Ver para creer.