Llevo desde diciembre de 2011 recordando vidas pasadas. La gran mayoría de personas que recuerdan vidas pasadas entran y salen de los foros de internet. Quizá participan con intensidad durante un tiempo pero al final lo habitual es que dejen aparcado el tema de las vidas pasadas, más o menos voluntariamente, y pierdes el contacto con ellos. Muy pocos son como yo, que después de casi cinco años sigo siendo muy activa, mantengo actualizados todos mis blogs y sigo participando en foros. Muy de vez en cuando aparece alguien con quien compartes experiencias muy similares, y eso siempre supone un soplo de aire fresco. Te da ánimos para continuar, porque cuando día tras día ves el panorama en internet respecto a reencarnación, y eres testigo de que nada cambia, nada evoluciona, y muy pocas veces el tema es tratado con la rigurosidad y seriedad que merece, te suelen dar ganas de suicidarte. Vale, quizá suicidarte no, pero sí de esconderte en tu guarida, callarte para siempre y no volver a hablar de vidas pasadas con nadie. Raramente merece la pena.
Porque, en el fondo, pienso: ¿a quién le puede importar lo que viví hace cien años o cuatro siglos atrás? ¿A quién le importa cómo me sentía entonces, cómo me siento ahora, y cómo he llegado a averiguar la razón de todos esos sentimientos? ¿A quién le importa quién fui en mis vidas pasadas? ¿Para qué contar mis miserias, mis defectos, mis errores cometidos en el pasado? No solo escribir y publicar algo medianamente decente ya supone un esfuerzo que no todas las personas pueden realizar, sino que además me arriesgo a abrir viejas heridas emocionales cada vez que buceo en mi pasado. Como dije en el Manifiesto del blog, tengo mis razones para ello, y es algo personal sobre todo, pero a veces eso no es suficiente. ¿Por qué no dejar mi diario de vidas pasadas tal y como está y olvidar el tema? ¿Para qué molestarme en seguir en la brecha?
Bueno, lo cierto es que sí le puede importar a alguien: a los que recuerdan. Por ellos dejo este recordatorio aquí, para saber por qué sigo escribiendo, por qué sigo compartiendo mis experiencias y lo poco que sé de reencarnación. Porque yo me vi tan sola cuando empecé, que toda información seria que deje aquí fuera es poca, para todos los que vengan, para todos los que sé que leen en silencio.
Me hizo gracia cuando el otro día alguien dejó un comentario en mi blog Soy reencarnacionista, que por supuesto no publiqué. Decía, muy elocuentemente: “????”
¿Por qué alguien se molesta en dejar un comentario así? Ya sé que el blog no es para todo el mundo, lo digo en varios sitios del blog, con distintas palabras y distintos colorcitos para que no pase desapercibido, pero a veces parece que no existe ningún idioma en el que te pueda comprender la gente. Si no crees en la reencarnación o no te interesa recordar vidas pasadas, ¿para qué vienes a mi blog? Si tienes algo que decirme, ¿por qué no me lo dices claramente? Si algo he aprendido en todos estos años, es que lo mejor es hablar solo con personas que han pasado por lo mismo que tú. Los demás están en otra onda, y por mucho que se lo expliques, no lo podrán entender.
Por eso es todo un placer cuando de pronto me encuentro en los foros con personas que no conocía de nada pero que comenzaron a recordar de manera muy parecida a mí. Personas que también creen, por ejemplo, que una de sus almas compañeras es su guía espiritual ahora. O personas que son perfectamente conscientes de que el síndrome de estrés postraumático puede vencer a las fronteras del tiempo y provenir de otras vidas. O personas, que como yo, perdieron a su alma compañera en muchas vidas consecutivas y hoy se hacen las mismas preguntas que me hacía yo hace cinco años. O personas que sin ni siquiera pedírselo se interesan por ayudarme a verificar mis recuerdos, o que me preguntan qué tal estoy hoy, porque saben que por esta época del año el past life mood nos pega fuerte a algunos.
Hace poco hablaba con una compañera sobre las primeras veces que posteaba mis recuerdos en el foro de Military Past Lives. Era una especie de tortura. Era como dejar mi diario personal a la vista de todos. Era como dejar expuestas todas mis debilidades. Siempre piensas que te van a juzgar, que van a pensar que estás loco, te sientes avergonzado... y todo esto con gente que cree en la reencarnación y que recuerda vidas pasadas, por supuesto jamás lo haría con otro tipo de lectores. Yo siempre he sido muy tímida y no me era nada fácil abrirme de ese modo, confesar que me habían ahorcado o que había matado a un hombre en vidas pasadas. Luego ves no solo que no pasa nada, sino que alguien te escribe por privado y te dice “GRACIAS”. O cuentas algo y de pronto ves que muchos más se sintieron igual o vivieron cosas parecidas. De pronto ves que no estás solo. Ves que de cincuenta personas que leen tu mensaje, quizá solo una se atreve a hablar, pero sabes que hay muchas más a quienes le fue útil. Y eso es lo que le da el sentido a todo lo que escribo.
Es por ellas por las que sigo aquí, por nadie más.