El siguiente texto es un fragmento del libro Coming Back: A Psychiatrist explores past-life journeys, del Dr. Raymond Moody y Paul Perry.
«Oí hablar por primera vez de regresiones por Ian Stevenson, un profesor de la Universidad de Virginia. Él es psiquiatra y experto en medicina psicosomática, y ha investigado relatos de reencarnación recogidos en todo el mundo. Normalmente son historias contadas por niños que “recuerdan” espontáneamente vidas pasadas.
En una época Stevenson realizó regresiones hipnóticas y decidió que eran métodos muy poco fiables a la hora de investigar la cuestión de la reencarnación. Él creía que el paciente estaba reproduciendo algo que él o ella había aprendido o escuchado en años pasados y ahora, bajo hipnosis, lo estaba proyectando hacia fuera.
Ahí se quedó la cosa hasta que conocí a Diana Denholm. Ella es una encantadora y persuasiva psicóloga que utilizaba hipnosis en su práctica. Originalmente solía utilizarla para ayudar a las personas a dejar de fumar, a perder peso, e incluso para encontrar objetos perdidos. Pero dijo que ocurrieron algunas cosas raras. De vez en cuando un paciente empezaba a hablar sobre experiencias de una vida pasada. La mayoría de las veces estos hechos ocurrían cuando llevaba a las personas hacia atrás en sus vidas para recuperar algún recuerdo perdido, traumático, un proceso conocido como terapia de regresión.»
El objetivo de la terapia de regresión no era ir más allá de la fecha de nacimiento en el certificado de un paciente, sino solo hacia atrás en su vida actual.
Pero en ocasiones, los pacientes se iban mucho más atrás de lo que parecía posible. De pronto empezaban a hablar de otra vida, lugar y época como si estuviera ahí mismo ante sus ojos.
Por ejemplo, una mujer que tenía problemas respondiendo a las necesidades sexuales de su marido, acudiría a un hipnoterapeuta como Denholm para ver si había algún tipo de abuso sexual en su infancia que la haría reticente en cuanto al sexo. Pero en el proceso de regresión, podría empezar a describir una vida pasada en la que era una niña esclava abusada sexualmente en el Imperio Romano.
Estas eran el tipo de cosas extrañas que le estaban ocurriendo a Denholm según hacía regresiones hipnóticas.
Al principio la experiencias asustaron a Denholm. Pensaba que había hecho algo mal en su hipnoterapia, o quizá estaba tratando a alguien con personalidades múltiples. Pero cuando ocurrió varias veces, Denholm empezó a comprender que podía utilizar estas experiencias para ayudar a tratar el trastorno del paciente.
Con investigación y práctica, llegó a ser bastante hábil para obtener vidas pasadas de las personas que lo permitían. Ahora utiliza terapia de regresión de manera regular en su práctica porque así se ahorra horas de terapia sumergiéndose directamente en el corazón del problema.
Lo que Diana tenía que decir sobre las regresiones me intrigaron. Hasta ese momento de mi vida había desestimado estas experiencias. Pero aquí tenía a alguien que respetaba, hablando sobre un fenómeno que no había sido invitado, sino que simplemente ocurría a los pacientes en su consulta.
Creyendo que cada uno de nosotros es un experimento de uno, quería experimentar las regresiones a vidas pasadas yo mismo. Expresé mi deseo a Diana, que amablemente se ofreció a hacerme una esa misma tarde. Me sentó en un sillón reclinable acolchado y me llevó, lenta y hábilmente, a un trance profundo. Después me dijo que había estado en ese estado una hora. En todo momento fui consciente de ser Raymond Moody y de estar en trance, guiado por una hipnotista maravillosa. Pero al mismo tiempo retrocedí a nueve civilizaciones y pude verme a mí mismo y al mundo en muchas encarnaciones distintas. Hasta el día de hoy, no sé qué significó, o incluso si significó algo. Sí que sé que fueron experiencias intensas, más parecidas a la realidad que a un sueño. Los colores eran tan reales como la vida misma y los hechos se desarrollaron según su propia lógica interna y no según mis propios «deseos». Yo no estaba diciendo: «¿Qué quiero que suceda ahora?» o «¿Cómo debería ir el argumento?» Estas vidas simplemente sucedían de manera espontánea, como una película.
Un par de notas generales sobre las vidas a través de las que pasé en este fascinante viaje de la mente: solo dos de ellas tuvieron lugar durante periodos de tiempo que pude reconocer, ambas en la Roma antigua. Las otras no dieron mucha evidencia mediante la cual pudiese fecharlas en términos de historia occidental moderna. Eran prehistóricas, o en sociedades primitivas, o no tenían contexto histórico en absoluto.
Cuando empecé a ver estos episodios tenían tal familiaridad que estaban bañadas en nostalgia. Era verdaderamente como si estuviera recordando experiencias reales. Algunas eran parciales; otras tan completas y reales que yo me sentía como si estuviera recordando mi propia vida viendo películas familiares…
A simple vista, parecía que las regresiones a vidas pasadas tenían lugar a un nivel único de consciencia, uno con sus propias características distintiva. No eran como sueños, ni tampoco como ensoñaciones. Estas experiencias iban acompañadas de una sensación de familiaridad. Según se desarrollaban, parecía estar recordando más que inventándolas.»