Antes de continuar con los hechos más serios y tristes de esta vida, voy a acabar de describir a mi familia. De mi madre solo sabía hasta ese momento que había muerto pronto. Un día recordé su funeral, junto a otras escenas más agradables de mi infancia.
«Esta regresión ha sido de la vida 1, en diferentes momentos, sin mucho orden, como siempre. ¿Por dónde empezó? Uff, no me acuerdo… creo que simplemente en la parte de atrás del rancho, haciendo algo, me imagino. Creo que aquí soy algo más joven, debo tener como dieciséis o diecisiete años, y veo a mi hermano Robert con un lazo a caballo tratando de coger alguna vaca. Se le da muy bien y dejo que se ocupe él de esas cosas. Creo que Alice me anima a imitarlo, pero yo prefiero encargarme del trabajo del establo: doy heno a los animales, limpio, puede que me encargue del cuidado de las pezuñas, con ayuda, claro. Mi hermano Jamie no nos ayuda aún porque él va a la escuela. Me pregunto si yo también fui, y sí, claro que fui. Como no me venía mucho más, me pregunté a mí misma por Becky, si había algo con ella. Me sonrío con expresión algo pícara y no digo nada… como estos chicos que se lo tienen algo subido pero la realidad es que no hay nada de nada aunque les cueste reconocerlo. Y entonces me veo con ella en clase, unos años antes, quizá con once o doce. La clase es pequeña, no creo que llegue a haber más de veinte alumnos, y las edades son diversas. El aspecto y el mobiliario en general es de madera. Yo estoy sentado a la derecha y al fondo. Becky está siempre con otra niña más bajita que ella, hacia la mitad y a la izquierda, cerca de la ventana. Por delante también veo a un niño negro. Y el profesor lleva una chaqueta larga negra y corbata de lazo, y tiene un puntero de madera. Diría que para escribir usamos pizarras con tiza. Yo tengo unos bonitos rizos rubios y me tengo por un chico guapo, estoy seguro de que le gusto a Becky, y a mí me gusta ella… pero como que juego a la indiferencia y no le digo nada. Ella suele llevar el pelo largo recogido en trenzas, entre castaño y pelirrojo, y sombrero.»
De pronto veo que hay una banda musical en el pueblo, y yo formo parte de ella, me imagino que como todos los niños del colegio, no es nada especial. Y toco… adivina, adivinanza… ¡los platillos! Sí, es que es lo único que se me da bien… Creo que entre los otros instrumentos hay un banjo, pero yo no tengo ningún futuro en esto de la música, aunque no hago más que juguetear con ellos y me gusta golpearlos en el oído de la gente cuando estoy en casa.
Después intento recordar algo de mi madre, porque no la veo apenas y lo único que sé es que murió joven. En efecto, me veo llegando de la mano de mi padre a un velatorio: un cuartito pequeño con sillas alrededor y el ataúd de mi madre en el centro, abierto y diría que con forma romboidal (no rectangular). Me tengo que poner un poco de puntillas para verla bien. Llevo una flor y se la dejo sobre el pecho, después me siento con mi hermano Robert y con mi hermana Alice que están guardándome el sitio. Mi hermano Jamie me imagino que es aún muy pequeño y lo han dejado al cuidado de alguien. Yo debo tener como siete u ocho años. Mi madre es morena, pelo liso y largo, muy delgada, y lo que más recuerdo son sus manos, finas y siempre con olor a jabón. No siento mucho dolor en ese instante, creo que no soy plenamente consciente de lo que significa su muerte.
Puede que mi padre sea bastante mayor que ella, o al menos, está bastante envejecido. Sé que no pasa mucho tiempo con nosotros, pero la guerra ya terminó, y siento que debe tener alguna herida de guerra que le ha dejado alguna secuela, como que su salud es débil y no trabaja al cien por cien como soldado. Es posible que cojee o que le cueste andar. Así que ahora que mi madre no está, me pregunto quién nos cuida en casa. Veo inmediatamente a una mujer negra corpulenta y con sobrepeso que hace de cocinera, niñera y todo lo que puede. Me imagino que ya ayudaba a nuestra madre, pero ahora tendrá aún más trabajo, y sé que para el tema del rancho, tenemos empleados, hasta el día que Robert pueda empezar a hacer algo. No sé por qué, pero me parece que esos empleados no son todo lo honestos que deberían cuando mi padre está fuera.
Al preguntarme si recuerdo algo más de mi madre, sorprendentemente me vienen más imágenes de cuando era aún más pequeño. Parece la cocina o alguna otra habitación amplia, hay una especie de bañera de madera y me está bañando, no creo que tenga más de tres o cuatro años, me coge en brazos y me saca para secarme. También me veo jugando en la arena de la parte de atrás mientras ella tiende la ropa. Suele llevar el pelo recogido en un moño y a veces este moño envuelto con una tela blanca. Pero por desgracia no llegué a conocerla mucho. No sé de qué murió tampoco.
Así que tocan tiempos duros. Robert y Alice tienen que madurar rápidamente para hacerse cargo del rancho… y la situación empeora cuando mi padre muere también. Me vuelvo a ver en la habitación el día de su muerte, y fuera en la noche contemplando las estrellas, sintiendo que las cosas van a cambiar. Veo a Robert hablando seriamente conmigo, sentados en la mesa de la cocina, diciendo que tenemos que ponernos las pilas. El rancho es lo único que tenemos para comer. Creo que le pregunto si dirá a Johnson que nos ayude. Él accede.
Pero en realidad a mí trabajar en el rancho no es que me apasione. Y cuando Robert muere también no me queda más que asumir más responsabilidad… Creo que es entonces cuando el mundo se me empieza a venir encima, y empiezo a hacer cosas que no debería con Johnson. En cierto momento me veo solo en la iglesia, sentado en uno de los bancos de delante, a la izquierda, creo que culpo a Dios por llevarse tan pronto a los seres que quiero… no creo que haya Dios, y así se lo digo al cura cuando viene a preguntarme qué me pasa (me llama “son”). He perdido la fe en él. No siento nada muy intenso en esta regresión, pero creo que todo eso junto es lo que hace que no tenga ilusión por el futuro ni que me importe mucho lo que diga mi hermana, y que prefiera trabajar como escolta con Johnson y andar por ahí con él metiéndonos en líos en lugar de estar en el rancho con las vacas.
(Regresión 27-4-2012.)
Primero, con la aparición de Becky me quedó claro por qué siempre me gustaron los libros de Tom Sawyer y Huckleberry Finn que ya me leía en inglés en la infancia de esta vida. De hecho, creo que recordar que una tal Becky también sale en los libros y por eso es posible que la llamara así.
Por otra parte el carácter de mi padre queda bien reflejado en los recuerdos que describo a continuación, a los que tengo especial aprecio. Curiosamente, mis ideas actuales sobre la posesión de armas se aproximan a las de él.
Finalmente, a partir de esta regresión también podría deducirse que ser testigo de primera línea de cómo se trabajaba con el ganado me dejó una profunda huella que finalmente me acabó llevando en esta vida al veganismo. Puedo ver que mi sensibilidad actual hacia los animales estaba ya presente cuando fui Tommy.
«Estoy en la parte de atrás del rancho, sentado sobre una valla del cercado. Debo tener como unos trece años, y estoy observando cómo mi hermano Robert (que debe tener unos dieciocho o incluso más) y otros vaqueros a caballo echan el lazo a uno de los terneros, lo tumban y lo ponen de lado para hacerle algo, me imagino. Yo aún soy un poco pequeño para hacer eso. Es un día soleado y me divierto viendo cómo lo hacen, levantando un montón de polvo. Entonces reparo en que un poco hacia la izquierda está también Becky, con su pelo largo recogido en dos trenzas y un sombrero de paja. Diría que es algo mayor que yo. Señala con la cabeza a los chicos. “Qué, ¿no te atreves a hacerlo tú?” “Oh no, aún soy joven”. Poco después le digo: “Podríamos ir a bañarnos al río”, pero ella dice que ni de broma, que su padre no le dejaría ir conmigo sola.
Entonces me veo sentado en una especie de banco de madera en el porche, también en la parte de atrás. Descanso. Robert viene y se sienta a mi lado, orgulloso, con su sombrero de vaquero, sonriendo, y pone sus codos en la parte de atrás del banco al sentarse. Me pregunta si he tenido éxito con Becky. Le digo que no. Él dice que algún día lo tendré, que no me preocupe. Entonces le pregunto si él… ya se sabe, si ha “conocido” ya alguna chica. Con sonrisa pícara dice, “Claro”. “¿Dónde?”, le pregunto. “¿Cómo que dónde? En la cantina…” Todas las conversaciones de esta regresión han sido en inglés fluido, en realidad dice “saloon”. Y me dice que se llama Rita. Yo también la conozco. Es una prostituta alta y delgada, de pelo rizado rojizo, con buenos pechos. La conozco no porque haya estado en la cantina (tengo la impresión de que no dejan que entren los niños), sino de verla por el pueblo y me imagino que de haber oído hablar de ello. Sonrío a mi hermano como diciéndole “Qué suerte”… y me confiesa que solo tenía quince años la primera vez, pero le dejaron entrar porque iba acompañado de Johnson. También veo a Johnson en mi mente, con su pelo largo y rubio y su gabardina hasta los pies. Dice Robert que cuando entra en el salón todos callan y se vuelven hacia él… porque como es el hijo del juez le tienen miedo o respeto, por lo que pueda luego contar a su padre. Me compadezco un poco por él. Lo de ser hijo del juez te da unas ventajas, pero por otro lado es un fastidio. Digo a Robert: “Cuando sea mayor puede que lo intente con Rita también", le pregunto lo que cobra y pienso que ahorraré hasta tener el dinero. Luego añado riendo: “Pero creo que Becky me gustará más"… En estas estamos cuando aparece nuestra hermana que está haciendo algo en el interior de la casa y nos ha debido oír por la ventana, y dice “Puede que a Becky le guste más un toro que tú, niño". Y reímos los tres.
Entonces aparece nuestro padre, viene andando por la parte derecha del porche, cojea de una pierna y su aspecto es bastante deteriorado. Debe de venir de un recado en el pueblo o algo así. Nos pregunta qué hacemos ganduleando y nosotros le aseguramos que hemos estado toda la mañana trabajando duro (aunque seguramente no hay mucho de cierto en esto). Se sienta en una mecedora a nuestro lado, y no sé cómo surge la conversación (creo que es Robert quien le anima a hablar), pero comienza a hablarnos de sus batallitas de cuando estuvo en la guerra. Nos cuenta que estuvo en la batalla de Gettysburg (que si no me equivoco es una de las más grandes batallas de la Guerra de Secesión… calculo que fue alrededor de 1860). Su mirada se nubla recordándolo. Vio morir a muchos de sus amigos allí, y nos dice que nunca debemos matar a nadie sin una buena razón. “Pero... tenías una razón", dice Robert. “No, pensaba que tenía una razón, eso es lo que te hacen creer, pero no hay ninguna razón lo suficientemente buena". (Esto no lo recordaba exactamente, pero más o menos eso era lo que él quería decir). Dice que hay indios merodeando no muy lejos del pueblo. No dejará que se acerquen a nuestra propiedad, que es lo único que tenemos, y lo que nos da el sustento, pero nos dice que nunca utilicemos un arma a la ligera.
No sé si es por sus consejos o si yo soy ya así, pero luego me veo en el rancho, pensando "La vida es mucho más emocionante que la muerte". Me gusta ver a las vacas parir los terneros, me gusta ver el brillo de alegría en los ojos de mi hermana o Becky cuando les damos la leche. Pero lo paso muy mal cuando hay que matar a algún animal. No quiero ni pensar cómo matan a los terneros que vendemos en el mercado… aunque me lo puedo imaginar, de un tiro en la frente. Y luego veo un día en el que los mayores decidieron que había que matar a una vaca vieja, y yo no quería. Les intento convencer para que no lo hagan, les digo que la vendamos, pero dicen que ya no nos darán nada por ella. Les digo que la cuidemos hasta que muera de vieja, pero dicen que eso no es posible, porque perdemos dinero… Entonces uno de los vaqueros se agacha frente a mí. Es mayor que Robert. Yo quizá soy algo más joven que antes, ocho o nueve años. Este vaquero es muy agradable, y muy simpático conmigo. Creo que hay alguna relación de sangre con él, podría ser un primo, y sé que se aloja en una cabaña muy cerca de nuestro rancho, con su mujer e hijos. Sé que a veces me lleva a la escuela en carreta, para que no tenga que andar tanto, sobre todo en invierno. Se llama Randall. Me dice que si no quiero ver cómo lo hacen, “vete y escóndete", pero que la muerte es parte de la vida. Al final creo que me quedo, pero no veo la secuencia completa.
(Regresión 2-8-2012.)
Investigación.
«Las tabernas o cantinas del Salvaje Oeste evocan imágenes de tiroteos, gran consumo de alcohol y peligrosos bandidos.
Y estas sorprendentes fotografías demuestran que los bares de mala muerte del Viejo Oeste realmente están a la altura de su mala reputación histórica.
Las fotos, tomadas a finales del siglo XIX y principios del XX en los estados desde Montana a Tejas, muestran cómo era la vida dentro de los bares y tabernas.
Los «salones», que eran particulares del Salvaje Oeste, eran con frecuencia los primeros establecimientos que abrían en pueblos fronterizos. Vaqueros, mineros, cazadores tramperos y jugadores, todos acudían en manada a ellos.
Rápidamente adquirieron fama de antros de vicios, y con frecuencia albergaban burdeles y fumaderos de opio, y muchas veces las peleas se extendían a la calle. No se permitía la entrada a mujeres que no fueran prostitutas o bailarinas.»
https://www.dailymail.co.uk/news/article-4642942/19th-century-photos-reveal-world-Wild-West-saloons.html
En una próxima entrada daré fe sobre el tema de las peleas.
En artículos parecidos también se suele mencionar a las «chicas del piso de arriba», de lo que también puedo dar fe pero creo que esto me lo guardaré para mí 🤫.