El piano volvió a aparecer en marzo de 2014, y poco a poco, según voy aclarando las cosas, creo que posiblemente estoy viendo etapas distintas. Aquí sí que lo puedo tocar, pero no es la misma casa, sino la casa de mi hermana donde me acogieron durante un tiempo.
«Me vi de repente tocando el piano, escuchaba hasta la melodía, parece que este piano está entre dos ventanas... y creo que así lo veía cuando recordé por primera vez a esa tal X que pensaba que vivía en el Oeste. Pienso que ya es definitivo que esa X es en realidad Susan, cuando estaba viviendo con mi hermana y su marido, antes y después del primer juicio. De pronto giré la cabeza a mi izquierda y allí estaba mi hija: una niña de 3 o 4 años que intenta tocar conmigo pero aún no sabe... Me emociona tenerla tan cerca. Tiene el pelo claro, no como yo, y es tan hermosa.
También empecé a ver el porche de esta casa. Hay una mecedora y posiblemente algún columpio, es una casa estupenda y lo veo todo como con colores marrones y dorados, como si fuera una luz otoñal. Entonces he retrocedido en el tiempo y estoy en esa mecedora, embarazada de unos meses, y mi hermana está al lado, y sé que mi madre también está con nosotras, y el marido de mi hermana, un hombre joven que permanece un poco distante pero es también amable conmigo. De pronto siento una gran tristeza y casi me pongo a llorar, porque estamos hablando de mi padre. Siento mucha rabia, y le digo a mi madre que la elección tenía que haber sido mía, no suya, pero claro, se suponía que él sabía mejor que yo lo que me convenía... y no, sé que quizá él lo hizo con buenas intenciones pero me tenía que haber escuchado cuando le dije con quién quería casarme... ahora sé que perdí mi única oportunidad para ser feliz, porque ese chico ya se casó con otra.
Con mi hermana es con quien me llevo mejor, me pregunta quién es el padre, yo no puedo contarle mucho, pero sí le digo que el padre no es mi ex-marido, ella insiste, pero no le digo nada, solo le veo en mi mente y pienso que él tenía su propia vida, y corríamos un gran riesgo, así que deseo de veras que esté lejos, fuera de peligro, a pesar de lo mucho que duele que nunca verá a mi hijo. Cuando pienso en él le veo con pelo un poco largo y rizado (como siempre), un caballero muy apasionado, muy gentil, alguien que me hacía sentir viva, no como mi marido que era todo lo contrario...
Luego me veo con tripa más grande, y sé que llega el parto y poco después voy con mi madre a la ciudad para entregarme. Como vi en otra regresión me cuesta muchísimo dejarle el bebé a mi hermana, sé que posiblemente no lo vuelva a ver, y le digo que cuide de él si no vuelvo. Sé que lo hará, como si fuera su propia hija.»
(Regresión 5-3-2014.)
«Empezó con imágenes de la bañera, pero estuve escribiendo un relato corto en el que salía esta bañera, por tanto no sé si es exacto o no. Creo recordar que ya en otra regresión salía, cuando me hacía cortes en el brazo con el alfiler del pelo, pero no me acuerdo de los detalles. El caso es que de ahí pasé al tocador. Siempre veo una habitación muy espaciosa y luminosa, con muebles de color blanco o claros. El cepillo que uso para el pelo también es de color claro, de pronto noto la mano de mi criada en el hombro y se la toco, a punto de llorar, porque creo que estoy viéndome un ojo con una venilla reventada reflejado en el espejo, aparte de las sombras grises en los párpados inferiores.
Luego recordé el piano... y me empezó a doler el costado izquierdo... y preguntándome el porqué de ese dolor, me vino que todo empezó con el piano. No llego a ver este piano por completo, pero me da la sensación de que no es un gran piano de cola, sino un pequeño piano de madera también clara. Con algo de fondo para las cuerdas, claro, pero no muy grande. Sé que para afinarlo hay que abrir esa parte y apretar o aflojar unos tornillos que sujetan las cuerdas. Una tecla está rota, y llamamos a alguien para que venga y lo arregle. Entonces veo a un hombre joven muy elegante, alto y moreno, posiblemente con bigote, viste un traje negro, y juntos abrimos el piano. Ambiente distendido, reímos, se le cae algo, al agacharnos nuestras cabezas casi se rozan... sí, tal vez alguien desde fuera diría que estoy coqueteando, pero no, simplemente me comporto como haría cualquier jovencita de 15, 16, 18 años... Pero entonces llega mi marido y desde la puerta nos ve. Se enfada y muy serio me dice que salga de la habitación. Cuando el joven se va llega lo peor. Esto solo lo vi en flashes: me grita, viene hacia mí, yo retrocedo, empieza a golpearme con un bastón y me protejo con los antebrazos, donde me golpea. Sigo retrocediendo hasta que consigo darme la vuelta, entonces me golpea en la espalda una y otra vez... no me puedo mover.
Lo siguiente que veo es que estoy en la cama de matrimonio (la misma de la noche de bodas, con ropa de cama también clara), con la espalda descubierta y hacia un lado, ha venido el doctor y me está examinando, mientras mi marido observa sentado en un sillón a la derecha de la cama. Le hemos dicho que me he caído por una escalera. El doctor dice que tengo una costilla rota. Me duele tanto que apenas puedo dormir, y también tengo algo de ansiedad, ambas cosas me hacen respirar rápido. Para aliviar el dolor el doctor decide darme algo (me viene a la cabeza láudano, pero es posible que esto sea contaminación por Sherlock Holmes), sé que me va a dejar dormida, y yo no quiero que lo haga... no sé muy bien la razón, pero aunque suena un poco raro, creo que es porque temo que mi marido me haga algo (sexual) mientras duermo. Ah, y me viene la imagen que el láudano me lo administran en gotas, mezclado con alguna bebida.
(Regresión 6-4-2014.)
Investigación sobre el láudano.
Durante la regresión menciono a Sherlock Holmes, más que nada por las numerosas películas y la imagen típica que tenemos de este personaje de ficción, porque en aquella época no me había leído ningún libro suyo. Y aún así, si pienso ahora mismo en Sherlock, sabiendo que tenía un lado drogadicto, hecho que tampoco creo que sea excesivamente conocido, lo primero que me viene a la cabeza es la cocaína que se pinchaba y el opio que tal vez consumía en los fumaderos de la época. No creo que exista ninguna descripción de Sherlock Holmes tomando láudano en gotas.
Así que fue bastante sorprendente encontrar que lo que yo había escrito en mi regresión se correspondía totalmente con la información sobre el láudano que leí en varias fuentes, incluyendo la administración en forma de gotas.
El láudano (del neolatín labdanum y este del latín ladănvm a su vez del griego antiguo λάδανον) es una tintura alcohólica de opio. Más concretamente, es una preparación compuesta por vino blanco, azafrán, clavo, canela y otras sustancias además de opio; usada con fines medicinales en una gran variedad de jarabes patentados durante el siglo XIX.
El término fue acuñado por el alquimista Paracelso, quien elaboró una especie de bálsamo mezclando opio con otras sustancias como beleño (Hyoscyamus), almizcle y ámbar. Originalmente esta solución era sólida, pero luego se popularizó en forma líquida con alcohol. Las más famosas mezclas de opio y alcohol fueron aquellas comercializadas por Thomas Sydenham en el siglo XV, que usaba vino de Málaga, y la del abate Rousseau, médico personal de Luis XIV de Francia, que usaba alcohol al 60% con levadura de cerveza; luego se utilizó la mezcla de W. K. Harrison, en Leeds (Inglaterra).
El láudano de Sydenham contenía 1 libra de vino de Málaga, 2 onzas de opio, 1onza de azafrán y 1 dracma de canela y clavo. Se usaba comúnmente para aliviar cualquier tipo de dolor (incluso los dolores producidos por el cáncer y otras enfermedades terminales); para adormecer, para la ansiedad, para el tratamiento de la diarrea (prescripción que aún sigue teniendo vigencia en algunos casos) y para eliminar la tos en todo tipo de procesos, desde una simple gripe a una tuberculosis. Durante dos siglos se vendió libremente.
http://es.wikipedia.org/wiki/Láudano
En relación al uso del láudano en Estados Unidos, de manera más específica, encontré esto:
«En el siglo XVIII, las propiedades medicinales del opio y el láudano eran bien conocidas. Varios médicos, incluyendo a John Jones, John Brown y George Brown, el último de los cuales publicó un extenso texto médico titulado "Tratado del opio", ensalzaban las virtudes del láudano y recomendaban la droga para casi cualquier dolencia. El opio, y después de 1820, la morfina, se mezclaba con cualquier cosa imaginable: mercurio, hachís, pimienta de cayena, éter, cloroformo, belladona, whisky, vino y brandy.
Como apuntó un investigador: “Comprender la popularidad de una medicina que aliviaba —aunque solo fuera temporalmente— la tos, la diarrea y el dolor, uno solo tiene que considerar las condiciones de vida de la época”. En la década de 1850, el cólera y la disentería arrasaban en las comunidades, y sus víctimas morían con frecuencia de diarrea debilitante”, y la hidropesía, la tisis, el agüe y el reumatismo eran todas demasiado comunes.
En el siglo XIX, el láudano se usaba en muchas medicinas “para aliviar el dolor… para inducir el sueño… para calmar la irritación… para controlas las secreciones excesivas… para apoyar el sistema… [y] como soporífero”. La limitada farmacopeia de la época suponía que los derivados del opio estaban entre los tratamientos disponibles más eficaces, así que el láudano era ampliamente prescrito para dolencias tan variadas como resfriados, meningitis o enfermedades cardíacas, tanto en adultos como en niños. El láudano se usó durante la epidemia de fiebre amarilla. Se le prescribió a innumerables mujeres victorianas para aliviar los calambres menstruales y otros dolores vagos. Las enfermeras también daban cucharadas de láudano a los infantes. La época romántica y la victoriana estuvieron marcadas por el extendido uso del láudano en Europa y Estados Unidos. Mary Todd Lincoln, por ejemplo, la esposa del presidente de Estados Unidos, Abrahan Lincoln, era una adicta al láudano, como lo fue el poeta inglés Samuel Taylor Coleridge, que fue interrumpido en el medio de una sesión de escritura inducida por opio de Kubla Khan, por “una persona de Porlock”. Inicialmente era una droga de clases trabajadoras, por ello el láudano era más barato que una botella de ginebra o de vino, porque era tratada como una medicación para propósitos legales y no estaba sujeta a impuestos como las bebidas alcohólicas.»
Traducido de http://en.wikipedia.org/wiki/Laudanum
«Un accidente por negligencia mató a Sarah Newbery el 28 de mayo de 1843. Era una viuda de más de 80 años que vivía en la parroquia de Hampton Wick cerca de Hampton Court con su hijo, John Robert Kensett, que había regresado de América para estar con ella en su vejez. Debido a un problema reciente de estómago, aquella mañana ella se había tomado una medicina. Pensaba que era tintura de ruibarbo, un purgativo común. En realidad había tragado una dosis masiva de láudano. Tres o cuatro gotas de láudano (tintura de opio) eran suficientes para matar a un bebé; una dosis medicinal para un adulto podría haber sido de hasta 30 gotas; adictos veteranos podrían haber soportado 200. Ella se tomó una onza líquida, más de 550 gotas.»
Traducido de http://wellcomehistory.wordpress.com/2013/02/20/unsafe-medicine/