Hace unos meses (concretamente el 22 de enero de este año) me puse a meditar por la noche con una música celta relajante. Como hago casi siempre en los últimos tiempos, medito sin esperar nada en especial, sin la intención de ir a vidas pasadas. Y aún así, a veces sigo obteniendo información. Esta vez fue un rápido flash. Supe de inmediato que era de mi vida en la Marina Británica, pero fue tan breve y tan raro que no le di demasiada importancia y lo dejé en cuarentena (es decir, clasificado como recuerdo dudoso a no ser que lo pueda verificar). Esto es lo que vi:
Veo lo que parece un teatro. Muchos sillones de época (siglo XVIII), roja la tapicería, dorados el armazón y los adornos. Todos están dispuestos en una especie de grada (se me hace raro, pero es lo que veo). No sé si ahí es donde nos sentamos nosotros o los músicos, ahora están vacíos. La impresión es que he ido con mi mujer, que se ha vestido muy elegante para la ocasión, con un vestido blanco con bordados o encajes. Podría ser Boston (esa es la primera idea que me viene, pero también podría ser Londres). Después sé que hay un gran banquete.
Ante la ausencia de más datos que me permitieran hacer una búsqueda exhaustiva, lo dejé ahí y durante todo este tiempo me olvidé del flash.
Bueno, pues empiezo a jugar y resulta que una de las primeras misiones es en un teatro de Londres. El año es 1756 (yo morí en 1744 como James). Después de matar a tu primer blanco, tienes que huir del teatro sin llamar mucho la atención. Y mientras estoy en esa huida, paso por una zona (que debe de ser uno de los laterales del teatro) que es casi exacta a lo que vi en ese recuerdo. Lamentablemente, debido a las medidas de seguridad de Ubisoft y mis escasas habilidades informáticas, no he podido hacer una captura de pantalla, pero he podido sacar esta imagen de un vídeo que encontré en internet:
Ahora, no puedo olvidar que Assassin’s Creed III es solo un videojuego, y no sé cómo de fiel es a la realidad, o de qué fuentes sacaron la información para recrear el teatro y todo lo que hay dentro. En el videojuego dicen que se trata del Theatre Royal de Londres, también conocido como Covent Garden o Royal Opera House, según la época. He investigado y sí que es compatible con la vida de James y la edad que calculo que yo tenía por ese entonces. También hay otro teatro, llamado Drury Lane, que es bastante parecido. Pude haber conocido ambos y estar en cualquiera de ellos. Al ver fotos reales del Theatre Royal en la actualidad junto a imágenes sacadas del juego, sí que se aprecia que los creadores del juego han sido bastante fieles a los datos históricos.
In 1728, John Rich, actor-manager of the Duke's Company at Lincoln’s Inn Fields Theatre, commissioned The Beggar’s Opera from John Gay. The success of this venture provided him with the capital to build the Theatre Royal (designed by Edward Shepherd) at the site of an ancient convent garden, part of which had been developed by Inigo Jones in the 1630s with a piazza and church. In addition, a Royal Charter had created a fruit and vegetable market in the area, a market which survived in that location until 1974. At its opening on 7 December 1732, Rich was carried by his actors in processional triumph into the theatre for its opening production of William Congreve’s The Way of the World.
During the first hundred years or so of its history, the theatre was primarily a playhouse, with the Letters Patent granted by Charles II giving Covent Garden and Theatre Royal, Drury Lane, exclusive rights to present spoken drama in London. Despite the frequent interchangeability between the Covent Garden and Drury Lane companies, competition was intense, often presenting the same plays at the same time. Rich introduced pantomime to the repertoire, himself performing (under the stage name John Lun, as Harlequin) and a tradition of seasonal pantomime continued at the modern theatre, until 1939.
In 1734, Covent Garden presented its first ballet, Pygmalion. Marie Sallé discarded tradition and her corset and danced in diaphanous robes. George Frideric Handel was named musical director of the company, at Lincoln's Inn Fields, in 1719, but his first season of opera, at Covent Garden, was not presented until 1734. His first opera was Il pastor fido followed by Ariodante (1735), the première of Alcina, and Atalanta the following year. There was a royal performance of Messiah in 1743, which was a success and began a tradition of Lenten oratorio performances. From 1735 until his death in 1759 he gave regular seasons there, and many of his operas and oratorios were written for Covent Garden or had their first London performances there. He bequeathed his organ to John Rich, and it was placed in a prominent position on the stage, but was among many valuable items lost in a fire that destroyed the theatre on 20 September 1808. In 1792 the architect Henry Holland rebuilt the auditorium, within the existing shell of the building but deeper and wider than the old auditorium, thus increasing capacity.
https://es.wikipedia.org/wiki/Royal_Opera_House
Pero aún hay más. Hace unos días describía una escena nocturna al bordo del barco en uno de mis viajes. Esto es lo que escribí:
Alguien me pregunta: “Capt’n, will you go down soon?” A lo que yo respondo: “Yes, in a while.” La cubierta se va quedando vacía, solo quedan los hombres que harán la guardia (the men-in-watch, me viene a la mente). Según la negrura de la noche va cayendo (pitch black), se van encendiendo unas lámparas de aceite (lanterns) a lo largo de toda la cubierta. La imagen es preciosa, espectacular. Es como si la estuviera viendo ahora mismo.
(Hoy tenemos que ser soldados.)
Hubo otro momento en el que me asomé por la barandilla para ver el mar y pude contemplar un paisaje casi idéntico a otro de mis recuerdos. Este:
Vi que subía unos escalones y supe que me dirigía hacia el castillo de proa. Por delante se veía el bauprés (palabra que acabo de aprender, normalmente diría “un palo que sale de la proa”), y por arriba sentía (más que veía) la presencia de muchas cuerdas. Dirigí mi mirada al horizonte y vi un sol rojizo muy próximo al mar. Al principio dudé si estaba anocheciendo o amaneciendo, pero al cabo de un rato decidí que el sol se estaba poniendo porque su color era muy rojo y el cielo estaba muy oscuro. Supuse que íbamos hacia el oeste, y de algún modo supe que regresábamos a casa desde las Américas. Di las últimas órdenes del día (echar el ancla, arriar las velas) y me permití a mí mismo un momento de calma, con las manos cruzadas a la espalda, sintiéndome orgulloso de haber acabado un día más con el trabajo bien hecho. Respiraba profundamente, disfrutando de la paz y el paisaje. Me dije a mí mismo: “Este momento debería durar para siempre”, como muchas otras veces he pensado también en esta vida.
(Hoy tenemos que ser soldados.)